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suprema primacía. Los otros obispos suceden á los demas apóstoles, los presbíteros á los setenta y dos discípulos (1), y los ministros inferiores á los siete diáconos que crearon los apóstoles para atender ellos mas desembarazadamente á la predicacion del evangelio (2). Tal es la gerarquía divina de la sociedad cristiana (3): y bajo ella se comprenden otros títulos y clases que al paso que se iba extendiendo la iglesia á muchas mas regiones instituyó la misma, y aprobó desde muy antiguo para el mejor órden y esplendor de su sagrada policía.

Los setenta cardenales de la santa iglesia romana (sean ó no obispos) (4), como que forman el senado ó consejo supremo del vicario de Jesucristo en el gobierno de la iglesia universal, gozan con "azon un título y consideracion eminentísima. Los patriarcas primados y metropolitanos son obispos con un mayor honor y superioridad á causa de la

(1) Luc. X. V. i.

(2) Act. VI. V. 2.

(3) La potestad eclesiástica instituida por Jesucristo, no es enemiga ni rival de la potestad civil que tambien viene de Dios. Es antes bien amiga y su mejor aliada.

(4) Los títulos de los cardenales de la S. I. R. son seis de obispos, cincuenta de presbíteros, y catorce de diáconos; aunque todos ó los mas sean ya obispos. A ellos toca en la disciplina actual la eleccion del sumo pontífice.

inspeccion particular que se les ha concedido para determinados casos sobre otras naciones provincias ó diócesis. Lo que el sacro colegio de cardenales cerca del sumo pontífice, son los cabildos de las iglesias catedrales cerca de sus obispos. Los dignidades y canónigos que deben ser lo mas selecto del clero por sus virtudes é ins◄ truccion, ayudan al obispo con su consejo luces y experiencia en lo concerniente á la buena direccion de la diócesi: suplen sus veces en la sede vacante, y con los demás prebendados y ministros de diferentes denominaciones contribuyen de continuo á mantener la oracion pública, cantar las divinas alabanzas en el coro, y solemnizar las funciones del culto externo con un decoro magnificencia y gravedad capaces de inspirar en los ánimos de los fieles alguna digna idea de la magestad y grandeza del Dios á quien se ofrece cual inspiraba en lo antiguo el templo de Salomon con su riqueza y suntuosidad, multitud de ministros y variedad de instrumentos músicos, vasos lámparas víctimas y ofrendas. Ya que no pueda darse al señor del cielo y tierra un culto igual en todas partes, justo es se le tribute á lo menos en cada obispado en la iglesia matriz, donde tiene fija su cátedra el primero de los sacerdotes el ángel de ella que es su obispo (1). A imitacion de las catedrales hay en

(1) Un personaje inglés que se hallaba en Sevilla autorizado cerca de la Junta central en 1809 con

poblaciones crecidas ó de especial consideracion colegiatas insignes, cuyos prebendados incitándose unos á otros con el mutuo ejemplo por su asistencia al coro y exactitud en la liturgia, por su mayor regularidad y aplicacion á los ministerios eclesiásticos son de particular edificacion al cleró y pueblo, y merecen sus cabildos ser tenidos por una segunda sala del senado de la iglesia. Los párrocos pastores inmediatos de las almas en la ciudad en la campiña en la montaña, á cuyo cargo está la administracion de sacramentos instruccion en la doctrina y direccion de párvulos y adultos por el camino de la virtud, desde que los bautizan en la niñez hasta que en la muerte dan á la tierra sus cadáveres y encomiendan sus almas al señor, son unos verdaderos padres de su feligresía en lo espiritual, dignos de doble ho

curria con suma aficion á las funciones mas solemnes de aquella santa iglesia patriarcal; primero acaso por curiosidad, y despues (segun confesó el mismo) por sentirse enagenado y como trasportado al cielo con la melodiosa música y sublime canto que resonaba en aquel grandioso templo, y con la concertada grave y acorde ejecucion de todas las sagradas ceremonias, á que le parecia daban el compás las inteligencias que dirigén el movimiento de los astros. Así se curó de una de las preocupaciones de su secta tocante á la importancia y necesidad del culto externo y en agradecimiento hizo un regalo desde Londres en 1814 á aquel ilustrísimo cabildo.

nor y del mayor respeto por la alteza é importancia de su ministerio, por su tierna solicitud, y lo penoso del trabajo. Y proporcionalmente se han de respetar los vicarios beneficiados capellanes, que bajo diferentes títulos ayudan á los párrocos con santo zelo, ó sirven tambien al público en hospitales colegios y casas de piedad.

DEL ESTADO RELIGIOSO.

Ilustrà asímismo á la iglesia ademas del clero secular el regular dividido en varios órdenes ó institutos, todos de grande edificacion y utilidad. Todos hacen pública profesion de los consejos evangélicos, castidad perpetua pobreza voluntaria y obediencia ilimitada á la voluntad de un superior. Todos derivan su origen de los primeros cristianos de Jerusalen que vendiendo ó dejando sus posesiones vivian en comun con la mayor sencillez y entrañable fraternidad, ejercitándose en la oracion y en obras buenas propias para adquirir su perfeccion, y útiles é interesantes al pueblo de mil modos (1). Todos siguen un género de vida penitente negados á sí mismos y á su voluntad propia: renuncian padre y madre muger é hijos, campos y haciendas y el deseo mismo de tenerlas, por seguir mas

(1) Act. II. ¥. 44.

desembarazados á Jesus y servirle con socorros mas copiosos en la persona de los pobres y desvalídos (1). Los monacales retirados del bullicio de las grandes poblaciones centro de la corrupcion y los escándalos, se dedican á meditar é ilustrar las santas escrituras, alabar á Dios dia y noche en los desiertos y rogar por los pecadores, como los benedictinos cistercienses basilios y gerónimos: otros á satisfacer no tanto por sus pecados cuanto por los de todo el pueblo con la mas severa mortificacion y austeridad, sepultados en vida y condenados á un silencio y soledad perpetua, como los cartujos y trapenses. De los mendicantes vemos á los dominicos franciscanos agustinos y carmelitas ocupados al mismo tiempo que en la contemplacion, en el estudio y enseñanza, en el confesonario y en el púlpito, á la cabecera de los moribundos y en misiones entre infieles, arrostrando por mar y por tierra los mayores peligros, continuos oprobios y la muerte sin recibir otra retribucion del mundo por servicios tan señalados y penosos que la limosna eventual para su escaso alimento y un vestido el mas ordinario de estameña de paño burdo ó de sayal (2): otros como los mercenarios y

(1) Math. XIX. V. 29.

(2) La mendicidad oprobiosa es la de los pordioseros sanos que pudiendo trabajar para ganar su sustento, prefieren vivir ociosos y que los mantenga á

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