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que contigo vive y reina en unidad del Espíritu santo Dios por todos los siglos de los siglos. H. Amen."

Con esto los ordenados á intimacion del arcediano se retiran á su lugar.

§. VI.

DE LA ORDENACION DE LOS EXORCISTAS.

Ordenados los lectores, el señor obispo vuelta á tomar la mitra pasa al trono ó asiento del lado de la epístola, donde sentado en la forma dicha antes lee el segundo gradual ó alleluya, mientras los canta el coro. Canta en pie la tercera colecta, y sentado lee por el libro la leccion tercera. Vuelve á la silla delante del medio del altar, y sentado con mitra, el arcediano llama á los ordenandos en esta forma:

Accedant qui ordinandi sunt ad officium exor

cistarum.

Acérquense los que se han de ordenar para el oficio de exorcistas.

Pasa la lista de todos ellos el secretario ó notario: cada uno al ser nombrado responde Adsum: Arrodillanse todos con velas en las manos delante del señor obispo, quien les hace esta amo. nestacion: Ordinandi, filii charissimi &c.

"Hijos muy amados, los que vais á ser or→ denados para el oficio de exorcistas, debeis co

nocer bien el cargo que tomais: porque al exorcista corresponde arrojar los demonios, decir al pueblo que el que no comulga se retire, y rociar con agua en vuestro ministerio. Recibis pues la potestad de imponer las manos sobre los energúmenos (1): y en su consecuencia por la imposicion de vuestras manos con la gracia del Espíritu santo y las palabras del exorcismo se expelen los espíritus inmundos de los cuerpos, que tienen poseidos, Procurad pues, que como ahuyentais los demonios de los cuerpos de otros, así ahuyenteis toda inmundicia y maldad de vuestras almas y de vuestros cuerpos, no sea que descuidandoos os rindais á aquellos mismos enemigos que por vuestro ministerio arrojais de otros. Aprended por vuestro oficio á dominar

(1) Sería muy bueno, dice Natal Alejandro (theol. dogm. et mor. lib. 2. de sacr. ord,) que el oficio de conjurar no le ejerciesen los presbíteros y mucho menos los obispos, sino que se le dejase á los exorcistas jóvenes, bien instruidos y de costumbres puras para mas desprecio y confusion del enemigo. Mas como suele haber muchos energúmenos fingidos, y exorcizadores ignorantes sobradamente crédulos; previene san Cárlos Borromeo en su primer concilio de Milan (part. 2. const, n. 48) que el exorcista no use otros exorcismos que los aprobados por el ordinario, ni ejerza su oficio sin noticia y consentimiento de su obispo Id ne agat nisi consulto et consentiente episcopo.

y sujetar los vicios, para que nada halle el enemigo en vuestras costumbres que pueda llamar suyo. Porque entonces ejerceis bien en otros vuestro imperio sobre los demonios, cuando primero hubiereis vencido en vosotros y rechazado sus muchos ardides y malicia: lo que os conceda el señor por su divino espíritu."

Entonces el señor obispo toma y entrega á todos el libro de los exorcismos (ó bien el pontifical, ó el misal) que cada uno tocará con la mano derecha yendo de dos en dos arrodillándose y diciendo el prelado:

Accipite et commendate memoria, et habete potestatem imponendi manus super energumenos sive baptizatos sive cathecumenos.

, y te

Tomad y encomendadlo á la memoria ned potestad de imponer las manos sobre los energúmenos, bien sean ya bautizados, bien sean solo catecúmenos.

En seguida estando todos devotamente arrodillados, el señor obispo en pie con mitra dice: Deum patrem omnipotentem &c.

"Hermanos carísimos, pidamos rendidamente á Dios padre todopoderoso se digne bendecirá estos sus siervos para el oficio de exorcistas; para que sean unos espirituales adalides ó comandantes (1) para lanzar los de

(1) El latin dice imperatores.

monios de los cuerpos poseidos con toda su malicia que es tan varia: por su unigénito hijo Jesucristo nuestro señor que con él vive y reina en unidad del Espíritu santo Dios por todos los siglos de los siglos. . Amen."

Vuelto ácia el altar sin mitra dice: Oremus: y los ministros: Flectamus genua. H. Levate. Y volviéndose al punto á los ordenados dice: Domine sancte &c.

"Señor santo, padre omnipotente, Dios eterno, dignate bendecir estos tus siervos para el oficio de exorcistas: para que por la imposicion de sus manos y el ministerio de su boca ó fuerza de sus palabras tengan poder é imperio para sujetar á los espíritus inmundos: sean médicos aprobados (1) de tu iglesia, acreditados con la gracia de las curaciones y demas virtudes celestiales: por nuestro señor Jesucristo tu hijo que contigo vive y reina en unidad del Espíritu santo Dios por todos los siglos de los siglos. R. Amen."

Con esto á intimacion del arcediano se retiran á su lugar,

(1) Probabiles: aprobados buenos, segun se vë por el conc. IV. de Toledo, cau. 4.

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Estarán prevenidos un candelero con velá apagada y una vinajera vacía. El señor obispo vuelve á su trono ó silla al lado de la epistola lee y se canta en la forma antedicha el tercer gradual ó alleluya : canta en pie frente al altar la cuarta colecta: y lee sentado la cuarta leccion que se canta en el coro. Vuelve á la silla ante el medio del altar: y el arcediano dice en al

ta voz:

Accedant qui ordinandi sunt ad officium aco lythorum.

Acérquense los que se han de ordenar parà el oficio de acólitos.

Pásase la lista de ellos. Cada uno al ser nombrado responde: Adsum.

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Arrodillados todos con velas en las manos delante del señor obispo, éste les hace la amonestacion siguiente: Suscepturi, filii charissimi &c.

"Yendo á tomar, hijos carísimos, el oficio de acólitos, considerad atentamente de qué os encargais. Porque es de la incumbencia del acólito llevar el cirial, encender las luces de la iglesia, y servir el vino y agua para la eucaristía. Reci bido pues el oficio, procurad desempeñarlo dignamente. Porque mal podreis agradar á Dios, si

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