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ÍNDICE

DE LAS COSAS MAS PRINCIPALES QUE SE CONTIENEN EN ESTA PRIMERA PARTE.

Abstinencia.

La grandeza de Dios resplandece mucho

Esto es lo primero que enseñaban aque- en que ningun servicio, por grande que
llos Padres antiguos á los que comenza-sea, es grande delante de él si no es gran-
ban, pág. 108.
de el amor, p. 129.

Cuán sutilmente se entra el vicio de la
gula, p. 103.

De qué manera ha de tomar el siervo de
Dios el mantenimiento necesario, p. 122,
123.

Un medio de que se ayudaba un monje
para guardar la abstinencia, p. 88.

Cómo se ha de dividir y tomar por par-
tes esta virtud, para traer exámen parti-
cular de ella, p. 329.

AЛcion y deseo de la virtud.

Es tan principal medio este para alcan-
zar la virtud, que de ahí pende toda nues-
tra medra, p. 12.

Este fuego nos ha de hacer subir y cre-
cer, y lo que por él se hace, dura, p. 9 y sig.
Poder amar á Dios es gran beneficio,
p. 244.

No nos pide Dios amor tierno, sino fuerte
y apreciativo, p. 264.

Si quiero ser amigo de Dios, luego lo
puedo ser, 303.

El amor de Dios no consiste en palabras,
sino en obras; y cuanto las obras son mas
dificultosas, tanto mas manifiestan el
amor, p. 360, 395.

Cuál es el verdadero y perfecto amor de
Dios, p. 132 y sig., 357, 393.

Tres grados, por los cuales podemos ir

Del que no tuviere esta aficion y deseo, subiendo á grande y perfecto amor de
poca esperanza hay, p. 9.

Cuando la virtud no sale del verdadero
deseo del corazon, no puede durar, p. 9.
Esta aficion y deseo es medio y disposi-
cion principal para que el Señor nos dé la
virtud y perfeccion que deseamos, p. 12, 15.
Quiere Dios que lo deseemos, para que
cuando nos lo diere, lo sepamos estimar,
p. 15. Verbo Perfeccion.

Amar à Dios.

Dios, p. 137 y sig.

Otros tres grados de amor de Dios, p. 430,
431.

La contemplacion es hija del amor, y su
fin es amor, p. 263.

Un ejercicio muy alto y muy perfecto de
amor de Dios, p. 466 y sig.

Cuán encomendado y repetido es este
ejercicio en la Escritura divina, p. 469 y
sig.

Cómo nos podemos extender mas en este

En esto consiste la perfeccion, p. 351, ejercicio, p. 471.
394.

Cómo se puede tambien ejercitar este
Este es el primero y mayor de todos los ejercicio de amor con la sacratísima hu-
mandamientos, p. 31.
manidad de Cristo Señor nuestro, y con

Su última perfeccion no es de esta vida, la gloriosa Vírgen Madre suya, y con los
sino de la otra, p. 31.
Santos; y es muy buena devocion en sus

Por qué nos le puso Dios por el primero, fiestas, y nos la enseña la Iglesia, p. 472 y
p. 31.

sig.

Amor de Dios con los hombres.
Amo Dios tanto á los hombres, que dió
á su unigénito Hijo, para que padeciese y
muriese por ellos, p. 360, 382.

Fue tan grande su amor, que le hizo ba-
jar é igualarse con los hombres; y nos lla-
ma ya, no siervos, sino amigos, p. 162.

Muéstrase mucho su amor en que no po-
damos amar á Dios sin amar al prójimo, ni
ofender al prójimo sin ofender á Dios,
p. 157.

Arsenio, Arsenio, ¿ á qué veniste á la Re-
ligion? p. 55, 56.

Tomaba un dia cada semana para darse
mas á la oracion, p. 286.

Auxilio de Dios.

El necesario y suficiente para no caer,
nunca le niega Dios á nadie, p. 39.

El especial y eficaz no le da á todos,
p. 39, 40.

Hácese uno indigno de este auxilio es-
pecial y eficaz, no solamente por los pe-

No hay entrañas de amor que se puedan
comparar á las que Dios tiene con nos-cados mortales, sino tambien por los ve-
otros, p. 381 y sig.

Amar á los enemigos.

Algunas razones sacadas de la sagrada
Escritura para amar á los enemigos, p. 155
y sig.

Habemos de ser fáciles en pedir perdon
y perdonar, y prevenir en esto al otro, sin
mirar en puntos, p. 183.

No ha de quedar en nosotros aversion ni
amargura ninguna contra el que nos ofen-
dió; sino perdonar de corazon, y olvidar
las injurias, como Dios hace con nosotros,
p. 184, 185.

Ejemplo notable de uno que no queria
perdonar, p. 180.

Amistades particulares.

Traen consigo muchos inconvenientes,
p. 199.

niales, y por sus faltas é imperfecciones,
p. 40, 41.

Hácese digno por la buena vida, p. 41.
Cuánto nos importa hacernos dignos de
este auxilio especial, y no desmerecerle,
p. 42.

Beneficios.

El que usa bien de los beneficios recibi-
dos, se hace digno de otros nuevos; y el
que mal, indigno, p. 44.

En la oracion nos habemos de ejercitar
en el agradecimiento de los beneficios re-
cibidos, p. 334.

El acordarnos de los beneficios recibi-
dos nos ha de ser ocasion para sentir mas
los pecados cometidos, p. 344.

Bernardo abad.

Siempre se tenia por novicio, y era el

Remedios contra esta tentacion, p. 199 y primero en los ejercicios comunes y hu-
mildes, p. 53.

sig.

Antonio abad.

No juzgaba, antes excusaba, á los que

Miraba en cada uno aquello en que mas se exceptuaban de ellos, p. 53.
resplandecia, para imitarlo, p. 49.

Poníase en oracion á la tarde, y estaba
en ella hasta que el sol al otro dia le daba
en los ojos, y quejábase del sol porque
madrugaba tanto, p. 221.

Traia siempre en el corazon, y muchas
veces hablando consigo mismo, decía:
Bernardo, Bernardo, ¿á qué veniste á la
Religion? p. 55.

Como deseaba la muerte por estar se-

Confundíase de ver la santidad de Pablo, guro de no ofender á Dios, p. 429.

p. 35.

No temia á los demonios ni á las bestias,
p. 384.

Arsenio abad.

Preguntábase á sí mismo muchas veces:

Bienes y deleites temporales.

No pueden hartar nuestra alma, p. 361.
Danse algunas razones de esto, p. 366 y
sig.

En gustando uno de Dios, todas las co-

sas del mundo le parecen desabridas, p. 16. | hermanos, y mas el que entre los súbdiPara que hagamos poco caso de ello, qui- tos y superiores, p. 269 y sig. so el Señor que nos fuese incierta la hora de la muerte, p. 87.

Caridad fraterna.

Cuán excelente cosa es, p. 142 y sig. Cómo edifica, y trae á la Religion, p. 148. Cuánto la estima Dios, y cuán encomendada nos la dejó, p. 144 y sig.

Por qué se llama este mandamiento nuevo, p. 145.

San Juan Evangelista, ya muy viejo, no predicaba otra cosa, p. 146.

En esto quiere el Señor que nos conozcan por discípulos suyos, p. 146.

Esto quiere que baste para convencer al mundo de la verdad de nuestra fe, p. 147. Cuando en una comunidad hay esta unidad, es señal que Dios la ama con amor singular, p. 147.

No hay cosa en la tierra que tan al vivo represente la junta del cielo, como la junta de los religiosos unidos con caridad, p. 148.

La caridad es tambien virtud teologal cuando amamos al prójimo, p. 146. La necesidad general que hay de esta union, p. 147 y sig.

Que en la Compañía la hay mas particular; y las causas y remedios de ellas, p. 149 y sig.

Lo que hay que temer en la Religion es la desunion, no las persecuciones de fuera, p. 151.

Los romanos, mientras tuvieron esta union entre sí, fueron señores del mundo; y en entrando las guerras civiles entre ellos, fueron destruidos, p. 152.

La union entre nosotros ha de ser como la union que tienen entre sí los miembros de nuestro cuerpo, p. 157 y sig.

Para consigo ha de tener uno espíritu de mortificacion y de rigor; para con otros espíritu de amor y suavidad, p. 177.

La caridad hace suyo el bien de los otros con solo holgarse de él, p. 163.

Cuán aborrecible es á Dios y á los hombres el que siembra discordias entre los

Medios para conservar la caridad. Ser uno obsequioso, amigo de servir y dar contento á todos, p. 160.

Con obras se sustenta la caridad, p. 157. Sufrir y hacer bien á todos; y si no hay paciencia y sufrimiento, no se podrá conservar la caridad, p. 160 y sig.

Ayuda la igualdad la singularidad y privilegio, y no vivir como los demás, es causa de desunion, p. 153 y sig.

La comunicacion, p. 154.

El guardar la obediencia, p. 153.

Algunas razones sacadas de la sagrada Escritura que nos obligan á esto, p. 155 y sig.

Holgarse del bien del prójimo, y compadecerse de su trabajo, p. 158.

No tener cosa propia, ni desear la honra y estima para sí, p. 160.

Tener mucha estima de nuestros hermanos, p. 167.

Hablar siempre bien de ellos, p. 167. Amar es medio único para ser amado, p. 168.

Las palabras buenas y blandas causan union; las ásperas y desabridas desunion, p. 171.

Guardarnos de decir palabras que puedan ofender á otro, p. 173.

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Nunca decir á alguno lo que otro dijo de él, siendo cosa que le pueda dar disgusto, p. 169.

No decir palabras picantes, p. 173. No porfiar ni contradecir, p. 174. No reprender á otro cuando no está á su cargo, p. 176.

El castigo con que castigó Dios unas palabras mortificativas de un religioso, y el que otro tomó á imitacion de este, p. 177. Guardarnos de juicios y sospechas, p. 187. Cómo se han de haber y satisfacer cuando hubiere algun encuentro entre dos, p. 180.

Habemos de estar muy léjos de desear género alguno de venganza del que nos ofendió, p. 183.

No ha de quedar en nosotros aversion ni
amargura alguna con él, p. 184.
Cómo castigó Dios à un monje que se
llegó á comulgar sin haberse reconciliado
con su hermano, p. 182.

Cómo se ha de dividir y tomar poco á
poco por partes esta virtud, para traer
exámen particular de ella, p. 308.

De tres maneras de union muy contra-
rias á la caridad, p. 199.

Castidad.

Cómo se ha de dividir por partes esta
virtud, por traer exámen particular de
ella, p. 330.

Celo.

En qué se conocerá el celo verdadero de
la honra y gloria de Dios y salvacion de
las almas, y el que no es tal, p. 130.

Cómo se han de ejercitar los ministerios
con los prójimos, p. 126.

El abad Pambo y el abad Nono lloraron
viendo á una muger mundana muy ata-
viada; porque no trabajaban ellos tanto
para llevar almas al cielo, p. 29.

El Padre san Francisco Javier se aver-
gonzaba de que primero hubiesen ido los
mercaderes al Japon á llevar sus merca-
derías que el tesoro del Evangelio, p. 29.

Ciencia.

Sin virtud poco aprovecha, antes daña,
p. 3.

Confesion.

El exámen general de la conciencia es la
preparacion propia para la confesion, p. 345.
El dolor necesario para la confesion ha
de tener dos cosas: pesar y arrepenti-
miento de lo pasado, y propósito de no
tornar mas á pecar; y cualquiera de ellas
que falte, no será disposicion bastante
para la confesion, p. 345.

Mas son las confesiones malas por falta
de verdadero dolor y propósito de la en-
mienda, que por dejar de confesar algun
pecado por vergüenza, p. 345.

No ha de declarar uno, cuando se con-
fiesa, la persona de quien se le ofreció al-
gun juicio malo, ni la persona de quien se
ofendió por tal ó tal cosa que hizo, p. 188.
Siempre se ha de confesar uno como pa-
ra morir, p. 85.

Conformidad con la voluntad de Dios.
Cristo nuestro Redentor de palabras, y
mas con su ejemplo, nos la enseñó, p. 350.
Ninguna cosa puede acontecer en el
mundo que no venga registrada por la vo-
luntad de Dios, p. 352.

La costumbre grande que tenian aque-
llos Padres antiguos de atribuir á Dios to-
dos los sucesos, p. 402.

Aunque el trabajo venga por medio del
demonio, le habemos de tomar como en-
viado de mano de Dios, p. 355.

En esta conformidad con la voluntad de
Dios consiste nuestro aprovechamiento y

En las letras y talentos grandes hay perfeccion; y cuanto esta mas creciere,
grande peligro, p. 153.

La ciencia hincha y cría en el hombre
estima de sí mismo, y desestima de otros,
y dureza de juicio, p. 152.

Los letrados no suelen ser tan aplicados
á devocion como los sencillos, p. 153.

tanto mas crecerá el amor de Dios, y cuán
alta y aventajada perfeccion sea esta,
p. 357.

Esta conformidad es la resignacion ver-
dadera y perfecta que tanto engrandecen
los Santos, y estima el Señor, p. 357.
El que la tuviere, habrá alcanzado en-

Levantanse los ignorantes, y roban el
reino de los cielos; y nosotros con nues-tera y perfecta mortificacion, p. 358.
tras letras andamos metidos en el infier-
no (August.), p. 303.

El camino ordinario por donde se puede
venir á perder un estudiante religioso,
p. 201.

Es el mayor y mas acepto sacrificio que
el hombre puede ofrecer de sí á Dios, p. 359.
Es una felicidad y bienaventuranza en
la tierra, p. 360.

Á los que han llegado á esta perfecta
conformidad, que todo su contento es el

contento y voluntad de Dios, no hay cosa lo amargo que nos viniere, que es el terque les pueda turbar, ni quitar su paz y | cer grado de conformidad, p. 396. contento, p. 361. La indiferencia y conformidad que ha de Esta es la causa de la alegría continua tener el religioso de la Compañía para ir y estar en cualquiera parte del mundo don

que traian los Santos, p. 363.

Declárase por otra via como es esto me- | de la obediencia le enviare, p. 397. dio para tener contento, p. 368.

Ni el respeto de la salud corporal ha de Esta perfecta conformidad con la volun- bastar para quitarle esta indiferencia, ni tad de Dios es de las mejores disposicio-para pedir mudanza de lugar, ni para mosnes que de nuestra parte podemos tener, trar inclinacion á ella, p. 400. para que el Señor nos haga mercedes, p. 373.

Los deseos de ir á convertir infieles serian imperfectos, si quitasen la indiferen

Es medio muy eficaz para adquirir todas cia para otras cosas; y cuál sea en esto la las virtudes, p. 373. mejor disposicion, p. 399.

Es muy buen remedio contra cierto género de tentaciones, p. 374. Confírmase lo dicho con algunos ejem- obediencia le quisiese poner, p. 402. plos, p. 376.

Esta misma indiferencia y conformidad ha de tener para cualquier oficio en que la

Para que esta conformidad con la voluntad de Dios se nos haga fácil y suave, habemos de tomar todas las cosas como venidas de la mano de Dios prácticamente, y entender que vienen para nuestro bien y provecho, p. 381.

Aquel es buen siervo de Dios, que no tiene cuenta si lo que le manda Dios es conforme á su voluntad, sino con querer él lo que Dios le manda, p. 405.

Esa misma conformidad con la voluntad de Dios ha de tener cada uno en el repartimiento de los talentos y dones naturales, p. 460.

El principio de todo nuestro mal fue,

Ayudará mucho ahondar en la oracion en aquella riquísima mina de la providencia tan paternal que tiene Dios de nos-porque quisieron nuestros primeros paotros, p. 351.

De aquí nace en los verdaderos siervos de Dios una muy familiar y filial confianza en él, y una paz y seguridad grande en todos los acaecimientos, p. 382.

dres tener mas de lo que Dios queria, p. 419.

De la conformidad que habemos de tener con la voluntad de Dios en las enfermedades. Verbo Enfermedad.

De la conformidad que habemos de te

Muerte.

Algunos lugares y ejemplos de la sa-ner, así para morir, como para vivir. Verbo grada Escritura en que resplandece la providencia particular de Dios en cosas menudas, p. 386.

El concierto que hizo Cristo nuestro Señor con santa Catalina de Sena, p. 392. De cuánto provecho y perfeccion sea aplicar la oracion á este ejercicio, p. 393. Para el tiempo de las adversidades es principalmente menester este ejercicio,

p. 394.

No basta que tengamos en general esta conformidad, sino habemos de descender á casos particulares, p. 395.

No habemos de parar en este ejercicio, hasta que nos sea tan dulce la voluntad de Dios, que con esta salsa endulcemos todo

Habemos de tener conformidad con la voluntad de Dios, no solamente en los trabajos particulares nuestros, sino tambien en los generales que el Señor envia á su Iglesia, aunque por otra parte los sintamos, y nos pese del trabajo de nuestros prójimos, p. 436.

No habemos de escudriñar, sino reverenciar los juicios de Dios, p. 437.

De la conformidad con la voluntad de Dios que habemos de tener en la sequedad y desconsuelos de la oracion; y qué entendemos aquí por desconsuelos, p. 444.

Satisfacese á la queja de los que tienen estas sequedades y desconsuelos, p. 447.

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