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los de la Armórica. Pomponio Mela* dice que la isleta de Sena (hoi Sein cerca de la costa de Bretaña) era famosa por el oráculo de una divinidad galesa, a la cual estaban consagradas nueve sacerdotisas, que guardaban perpetua virjinidad, i de quienes era comun opinion que con sus encantos alteraban los elementos, se trasformaban en todo jénero de animales, curaban cualesquiera dolencias i profetizaban lo venidero, pero que solo se prestaban a los navegantes que venian exprofeso a consultarlas. Estrabon,** aunque nada dice de majia ni de encantamentos, menciona el culto de cierta divinidad análoga a Baco, cuyas sacerdotisas habitaban exclusivamente la isla; i Dionisio Pericgétes*** habla de sus fiestas nocturnas, en que, coronadas de yedra, celebraban al dios con clamores i estrépito. Así pues los bardos bretones en lo que atribuyen a las hadas tuvieron poco que añadir a las ideas mitolójicas de sus mayores desde ántes de la éra cristiana.

De un encantador a un dios no hai mas diferencia que la inmortalidad; las hadas gozaron de este atributo, i aun a veces lo comunicaron a sus favorecidos; esto es todo lo que se debe a la imajinacion poética, o mas bien al natural progreso de lo maravilloso en las tradiciones vulgares.

No se sabe cómo se llamaron esta especie de semidiosas en la lengua céltica; porque la voz hada es la latina fata, plural de fatum.

A estos entes oscuros que antes estaban, por decirlo así, en los confines del mundo abstracto i del universo real, las fábulas bretonas, trasladadas al romance, dieron nombres, habitacion, historia. Las hadas aparecieron entónces bajo cuerpos palpables, juntando en sí el poder de los dioses, la sabiduría de las Musas i los atractivos de las Gracias. Animadas de pasiones vivas e intelijibles, dejan como las divinidades del paganismo su mansion de delicias para conversar con los hombres, i para ayudar o contrariar sus empresas. Los lais de la poetisa normanda

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Pomponio Mela, De situ orbis, libro III, cap. 8.

** Estrabon, Jeografía, libro IV.

*** Periegesis, versos 570 i siguientes.

fijan la época de esta adquisicion importante que preparaba al romance los medios de competir algun dia con la riqueza i esplendor de la epopeya griega.

Uno de los lais de María contiene un lance de los amores del celebrado Tristan, cuya historia, tratada orijinalmente por los bardos británicos i armoricanos, parece haber pasado a los cantos de los troveres desde fines del siglo XII.

Cristiano de Troyes (en una cancion lírica citada por la Ravaillen) dice así:

Ainques don buvraige ne bui
dont Tristan fut empoisoné;
car plus m'a fait aimer que lui
bon cuers et bonne volunté.

Esta lijera alusion prueba mejor que nada lo familiar que era ya la historia de Tristan a los compatriotas de aquel poeta.

En un manuscrito de la librería de M. Douce, se conservan fragmentos de dos antiguos romances franceses en verso octosílabo en que se mencionan a la larga las aventuras de aquel caballero. Debemos una extensa noticia de esos fragmentos al no menos docto anticuario que excelente poeta Sir Walter Scott en su edicion del romance ingles de Sir Tristrem.

El autor de uno de ellos, citando los orijinales que ha tenido a la vista para redactar su historia, habla de un Breri, que supo, dice, las jestas i los cuentos de todos los reyes, i de todos los barones que existieron en la Bretaña; pero menciona al mismo tiempo a un Tomas cuya autoridad prefiere en lo concerniente a su héroe. Se ignora quién fuese este Breri; el Tomas es, segun todas las apariencias, el mismo que se cita con este nombre en otro antiguo romance métrico de Tristan, compuesto por Gofredo de Estrasburgo en lengua tudesca;* i se hace sumamente probable que en ambas obras se designa al bien conocido poeta ingles del siglo XIII, Tomas de Erceldon.

En efecto, Roberto de Brunne, autor contemporáneo, habla de Erceldon, como un famoso versificador de cuentos, i men

Roquefort, État de la poésie française, páj. 476.

ciona a Tomas como autor de un Sir Tristrem, a que da la primacía entre todas las jestas rimadas.* Nada hai en el pasaje que dé a entender la identidad del Tomas con el Erceldon; pero no conociéndose otro Tomas poeta ingles de aquella éra, es verosímil que ambos nombres indican una sola persona. Resta saber si la obra publicada por Sir Walter Scott es (como sostiene el injenioso editor) el romance que debió tantos elojios a Roberto de Brunne. Pero los pasajes en que se ha querido apoyar esta identidad no son a mi parecer satisfactorios. El autor expresa en la introduccion que, estando en Erceldon, habló con Tomas, i le oyó leer la jenealojia del héroe; i en otra parte dice que se informó del mismo sujeto sobre las circunstancias de una de las aventuras que cuenta. ¿No es esto dar a entender clarisimamente que el poeta cuya autoridad se alega, i el poeta que hace uso de ella son dos personas distintas? Creo, pues, que en rigor solo podemos recibir los pasajes indicados como una confirmacion importante de la existencia i celebridad del Sir Tristrem compuesto por Tomas de Erceldon, i probablemente perdido.

Hemos hablado de uno solo de los fragmentos que contiene el manuscrito de M. Douce; i si se admite la exposicion que precede, es claro que debemos darle algo ménos antigüedad que al poema del rimador de Erceldon, compuesto hacia 1250. Pero no hai razon alguna que nos obligue a posponer tambien a esta fecha el otro fragmento cuyo lenguaje i estilo tienen todo el aire del siglo XII. A lo menos me parece innegable que la historia de Tristan, segun se contiene en el romance ingles impreso, cuyo autor tomó de Erceldon la sustancia de los hechos, arroja claros indicios de haber pasado por la mano de los troveres. Los nombres de Rolan, Governail, Blancaflor, i otros, son sacados de la lengua francesa.

Lo dicho puede reducirse a las proposiciones siguientes: 1.* La historia de Tristan fué orijinalmente inventada o adornada por los bardos, en lo cual me parece que no puede haber di

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Fragmento de Roberto de Brunne en el apéndice al prefacio del editor de la Crónica de Pedro Lagtoft.

a

versidad de opiniones. 2. De los bardos pasó esta historia a los troveres o rimadores franceses de Inglaterra i Francia, como pasaron otros muchos asuntos británicos i armoricanos. 3. Tomas de Erceldon se valió de los romances franceses, como se valieron otros muchos poetas de su nación, aun en asuntos orijinalmente británicos. 4. La celebridad de la obra de Tomas, debida talvez al órden i eleccion de los hechos, al estilo, i a lo que pondria de suyo, hizo que la consultasen i citasen los que celebraron posteriormente aquel héroe, como Gaimar en su poema histórico, i María en sus fábulas esopianas, consultaron i citaron otros manuscritos ingleses.

Como quiera que sea, el pocta ingles que Sir Walter Scott sacó a luz, i los dos poemas franceses, cuyos fragmentos ha dado a conocer, si no nos presentan la leyenda de Tristan en su primitiva pureza, a lo menos no distan tanto de ella como los romances en prosa, o libros de caballería, que poco despues se comenzaron a componer sobre el mismo asunto. Tristan no tiene en estas obras nada que ver con el rei Arturo ni con la Tabla Redonda. He aquí, segun ellos, su historia.

Rolan Ris, señor de Ermonia (quizá la Armórica), se lleva el prez de un torneo en la corte de Marco, rei de Cornwall; i cautiva el corazon de Blancaflor, hermana del rei. Róbala; vuela a la defensa de Ermonia invadida por el duque Morgan, derrota al usurpador en varios encuentros; pero al fin es asesinado traidoramente. Blancaflor recibe la noticia de este desastre en el momento mismo de parir a Tristan; i espira legándole una sortija que recuerde i acredite su extraccion materna. El huérfano pasa por hijo de Roan, fiel adherente de aquella desgraciada familia; él mismo ignora quiénes habian sido sus padres; aprende todos los ejercicios i habilidades de un caballero, i es robado por unos piratas de Noruega. Arrojado por éstos en las playas de Cornwall, sus talentos, principalmente el primor con que tañe el harpa, le ganan el afecto del rei Marco, mayormente despues que, por medio de Roan, i de la sortija, se descubre ser su sobrino. Pero sabedor de la historia de su familia, se pone en camino para tomar venganza del usurpador Morgan, le mata, recobra los estados paternos, i vuelve a la corte de su tio. A

su llegada, encuentra una gran novedad. El rei de Inglaterra exije un pesado tributo; i el que viene a cobrarlo es un campeon irlandes de gran fama, llamado Morante. Tristan hace campo con él, le vence i mata, dejándole clavado un pedazo de su espada en el cráneo. Él mismo es gravemente herido en un muslo; i esta herida, hecha con un arma envenenada, se encona i cancera.

Tristan se hace insoportable a los que le rodean; deja a Cornwall acompañado de solo su fiel Governail, i su harpa; se hace a la vela; el viento le arroja a Dublin; temeroso de los parientes de Morante, oculta su nombre; su harpa le procura el favor de la reina, que era famosa en el arte de curar las heridas, i le sana. La reina tiene una hija hermosísima llamada Iseo; Tristan enseña a la princesa la música, la poesía, el ajedrez i otras habilidades; lidia con un formidable dragon que respira fuego, i le mata; su valor, sus gracias excitan en la princesa el deseo de saber quién es; examinando su espada, i comparando el pedazo que le faltaba con el que se habia sacado del cráneo de Morante, descubren que su huésped era Tristan. Por fortuna, el casamiento de Iseo con Marco le salva del resentimiento de la familia.

Tristan lleva la princesa al rei Marco. Al tiempo de la partida, la reina pone en manos de la fiel Brenguena, que acompaña a su hija, un poderoso filtro, encargándole lo dé a beber a los dos esposos la noche de la boda. Un dia, durante la navegacion a Inglaterra, estando Tristan acalorado, pide de beber, i Brenguena le presenta inadvertidamente el fatal licor. Agótanle Tristan e Isco, i comienza en el mismo punto la pasion, que les acarreó tantos trabajos. El bajel llega a Cornwall; Iseo se casa con Marco, i la noche de la boda para ocultar sus criminales amores, hace que Brenguena ocupe su lugar en la cama del rei. De allí a poco un señor irlandes, antiguo enamorado de Iseo, viene a Cornwall, disfrazado de juglar, trayendo un harpa primorosamente construida, que excita la curiosidad de todos; pero rehusa tocar en presencia del rei, que era excesivamente aficionado a la música, si éste no le otorga el don que le pida. Marco empeña su palabra de hacerlo así; i el juglar

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