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de Berceo, en el poema del Duelo de la Virjen María, hace cantar a los soldados que custodiaban el sepulcro de Cristo.

De dos yámbicos dímetros unidos, nació el verso alejandrino, llamado así, segun se cree comunmente, por haberse empleado, aunque no por la primera vez, en el romance de Alejandro, que escribieron en frances a principios del siglo XIII, Alejandro de Bernay, Pedro de San Cloot, Juan le Venelais, Lambert li Cors, i otros. Pero es de notar que no se miran como esenciales al verso en ninguno de los dos hemistiquios las sílabas graves que siguen a la última aguda, i de aquí nace que en el alejandrino sea tan vario el número de sílabas, sin que por eso deje de ser mui sensible el ritmo que resulta de sus dos acentos constantes:

De yerbas et de árbores et de toda verdura, como diz San Jerónimo, manará sangre pura.

Darlis han malas cénas et peores yantáres.

(Berceo.}

(Berceo.)

Ca desque hombre se vuélve con ellas una véz,
siempre va en arriédro e siempre pierde préz.

De la parte del sól, vi venir una seña.

(Arcipreste de Hita.)

(Arcipreste de Hita.)

El veer, el oir, el oler, el gustar.

(Arcipreste de Hila.)

Tels y a qui vous chántent de la reónde table.

(Roman du Chevalier au Cygne, manuscrito, Museo Británico.)

Mandez à Charlemaine, le bon roi radoté,

que le treu vous rénde de

France le regné.

(Roman de Charlemaine,

manuscrito, Museo Británico.)

Ventelent et ondóyent banieres et pennón.

(Ibidem.)

Mais je ne vous dirai ne mençonge ne fáble.

(Roman du Chevalier au Cygne.)

Richement sont servis à table les baróns.

(Roman de Charlemaine.)

Algunos opinan que el alejandrino procedió del yámbico tetrámetro cataléctico, i en efecto nadie dejará de percibir la semejanza que, en cuanto al ritmo o cadencia, tienen los versos anteriores con los siguientes hiponacteos:

Dixitque sese illi annulum, dum luctat, detraxisse.
(Terencio.)

Inepte Thalle, móllior cuniculi capillo,

Vel anseris medullula, vel imula oricilla...
Idemque Thalle, túrbida rapacior procélla.

(Catulo.)

Otros creen, llevados de igual semejanza, que se orijina de los versos políticos de los griegos, hechos a imitacion de sus antiguos trocaicos tetrámetros catalécticos. En efecto, es cosa bien curiosa, que dos metros opuestísimos en su naturaleza, el trocaico i el yámbico, mediante igual oposicion entre las leyes prosódicas de las lenguas griega i latina, llegaron a producir, cuando se perdió la diferencia de largas i breves en la pronunciacion de ambas, cadencias absolutamente semejantes, como cualquiera lo echará de ver comparando estos versos con los que preceden:

Ὦ βαθυζώνων ἄνασσα Περσίδων ὑπερτάτη.

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(Esquilo, Persas.) Ἡμεῖς δὲ τὸ ἐπίταγμα τὸ σὸν, ὦ Στεφηφόρε, αποπλερώσαι θέλοντες, ὡς δούλοι τοῦ σοῦ κράτους, πολιτικοῖς ἐφράσαμεν, ὡς δυνατόν, εν στίχοις, τὴν τῶν ἀσμάτων δύναμιν, εξήγησιν, καὶ γνῶσιν. (Miguel Pselo, Paráfrasis del cántico de los cánticos.)

No es dudable que algunos escritores se propusieron imitar el uno u el otro de estos dos metros (que para el caso era lo mismo); como por ejemplo, el siciliano Ciullo de Alcamo, que escribió a fines del siglo XII:

Rosa fresca aulentissima, ch'appari in ver l'estáte, le donne te disiano, pulcelle e maritáte...

Tu non mi lasci vívere né sera né maitino...
Molte sono le fémine ch'hanno dura la tésta;

i Orm u Ormin, que en el reinado de Enrique II de Inglaterra escribió en ingles una paráfrasis de los evanjelios que de su nombre se llamó Ormulum. I aun es ereíble que el dístico de las baladas inglesas, compuesto de un octosilabo i un hexasílabo, no es otra cosa que uno de dichos metros partido en dos por la cesura:

Earl Douglas on a milk white steed, most like a baron bóld, rode foremost of the company, whose armour shone like gold.

Pero en todas estas imitaciones del hiponacteo latino o de los citados versos políticos de los griegos, el primer hemistiquio es perpetuamente de ocho sílabas; lo cual solo se verifica de cuando en cuando en nuestros alejandrinos, i nunca en los franceses.

No creo que sea necesario refutar al erudito don Tomas Antonio Sánchez, que deriva los alejandrinos castellanos de los hexámetros i pentámetros latinos, pues por los mismos medios pudiera probarse que cuanto se ha escrito en Europa desde Cadmo acá, está en hexámetros i pentámetros.

El alejandrino tuvo grande uso en los romances o jestas de los franceses, con un artificio de rimas, que casi se apropió enteramente a este verso i al decasílabo, es a saber, terminando muchos versos de seguida en una misma rima, hasta que el poeta se cansaba i tomaba otra; resultando de esta manera dividida la obra en estancias monorrimas, compuestas de diez, veinte, cuarenta, i a veces docientos o mas versos, segun acomodaba al poeta, todos de terminacion semejante. La rima que se empleaba era unas veces consonante, como en el romance de Alejandro, i en los de Carlomagno, Urjel Danes, i el Caballero del Cisne, que se hallan en el códice 15, E. VI, de la Biblioteca Real del Museo Británico; i otras veces asonante, como en el Viaje de Carlomagno a Constantinopla, escrito en el siglo XI, en los de Guido de Borgoña i Buéves de Commarchis, que se compusieron un poco mas tarde.

Emplcábase tambien el alejandrino en estancias o coplas consonantes de un número fijo de versos; de cinco, por ejemplo, en la Vida de Santo Tomas de Cantorbory, escrita a fines del siglo XII por Guernes, eclesiástico de Pont-Saint-Maxence en Picardía; i de cuatro en todos los poemas de Berceo, en nuestro Alejandro, i en muchas otras del Arcipreste de Hita. Posteriormente se introdujo en este verso la misma variedad de rimas que en los otros; i los franceses le perfeccionaron, estableciendo que el primer hemistiquio terminase constantemente en aguda; o si en grave, se elidiese con el principio del segundo hemistiquio, que habia de comenzar entónces en vocal.

Pasemos al endecasilabo. Sabido es que procede de una de las formas que tomaba mas frecuentemente el senario yámbi co latino:

I

ya

Phaselus iste quem vidětes hospites.

(Catulo.)
Supplex et oro | régna per Prosérpinæ
per et Dianæ non movénda númina,
per atque libros | carminum valéntium
Defixa coélo revocáre sidera.

(Horacio.)

hemos visto que nada era mas comun en la latinidad bárbara que los senarios rítmicos, construidos perpetuamente con cesura i cadencia.

Pero importa notar la estructura que los antiguos franceses dieron a este verso. La cesura latina venia inmediatamente despues de una silaba grave:

Phasclus iste, I

supplex et oro; |

I como los franceses carccieron desde mui temprano de sílabas graves llenas en los finales de las dicciones, se vieron obligados a colocar esta cesura inmediatamente despues del acento, enviando la sílaba grave al segundo hemistiquio:

Trois jors entiérs | ot grant joie menée

Karles li róis | et sa gent ennorée.

(Roman de Guibelin.)

I compartido así el verso, la sílaba grave que en el primer hemistiquio podia venir despues del acento, se reputaba como nula para el ritmo, aunque no comenzase el segundo hemistiquio por vocal:

Torment le lóent | li preudom et ont chér.

(Girard de Vienne.)

Les larmes córent | sor la barbe florie.

(Ibidem.)

Por manera que el primer hemistiquio constaba de cuatro sílabas terminadas en aguda o cinco en grave, i el segundo de scis sílabas en aguda, o siete en grave; i la sinalefa entre ambos no era mas necesaria en el endecasílabo, que en el alejandrino.

Usóse mucho este verso en romances i jestas, con el mismo artificio de rimar que el alejandrino, es decir, en estancias monorrimas de número indefinido de versos, a veces consonantes, como en el Almerico de Narbona; i mas amenudo asonantes, como en el antiguo romance de Urjel Danes citado por los benedictinos, autores de la Historia literaria de Francia (tomo VIII, pájina 595) i en los de Guarinos de Lorena, i Guillermo el Desnarigado (Gillaume au court nez), que menciona Sinner en su Catálogo de la Biblioteca de Berna.

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