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establecer que los estudiantes de filosofía siguiesen el primer año el curso de matemáticas, i el segundo uno de ciencias naturales, mui elemental, i dispuesto para todas las clases de alumnos. Así se empezaria por jeneralidades sobre la astronomía, explicándose los diferentės sistemas del mundo, i dándose una idea de ese conjunto que se llama universo, i se pasaria a la fisica exponiendo la teoría de los fenómenos mas simples i comuncs. Seguiria despues la química, i concluiria el curso por consideraciones jenerales sobre la botánica, la zoolojía i la mineralojía. En este curso, no debe el profesor tener mas objeto que el de propagar el gusto por estas ciencias mediante ejemplos que llamen la atencion de los discípulos, avivándoles la imajinacion. Les explicará todos esos grandes fenómenos que se renuevan sin cesar, i procurará excitar su curiosidad, variando siempre los ejemplos i acostumbrándolos a la contemplacion de la naturaleza. Saliendo de un curso semejante, que no es mas que preparatorio, podrá un jóven entrar en los cursos espe ciales, i si tuviese precision de contraerse a una profesion diferente de la agricultura, del comercio i de las artes, llevaria al ménos a la sociedad algunas ideas del conjunto de las ciencias físicas e industriales. Este gusto se desarrollaria con la edad; i con el tiempo, mediante esos pequeños conocimientos, Chile podria ver hijos suyos que fomenten la industria ya con sus consejos, ya con sus capitales.

(Araucano, Año de 1831.)

SOBRE LA UTILIDAD

DE UN CURSO ESPECIAL DE QUÍMICA APLICADO A LA
INDUSTRIA IA LA AGRICULTURA

En uno de los números precedentes, se dieron algunas ideas, bien que mui superficiales, del estudio de las ciencias en jeneral, i de las ciencias naturales en particular; se habló de los cursos preparatorios que deberian agregarse a la enseñanza pública; veánse ahora los resultados que se podrian esperar de un establecimiento especial, consagrado a la agricultura, a la química i a la historia natural,

No se sabe por qué fatalidad Chile haya estado hasta ahora sin un gabinete de historia natural, o al ménos sin una simple coleccion de las producciones de su territorio, sin embargo de que el chileno que ha viajado, no solo por Europa, sino por algunos países de América, lo ha visto en las principales ciudades de los Estados Unidos, en Méjico, en Rio Janeiro, en Lima i en Buenos Aires. Estaba reservado al gobierno del virtuoso Ovalle el cargo de llenar esta gran laguna, i el de ofrecer a la jeneracion futura un monumento tan digno de su memoria, como útil a los progresos de una alta e ilustre civilizacion.

Mas un gabinete de historia natural, aun cuando solo se componga de las simples producciones del país, no debe ser un mero objeto de curiosidad; debe ofrecer esa utilidad i ese interes que hacen apreciar mas la ciencia, prestándole mas atractivos. Al interes i a los deberes del gobierno, toca el sacar de él las mayores ventajas en beneficio de la nacion entera, ha

ciéndole accesible a toda clase de personas, para que puedan ir sin muchas fatigas a estudiar las plantas, los minerales, etc., que quieran conocer. En este caso, un gabinete debe colocarse en un lugar que ofrezca las ventajas de hallarse en el centro de la ciudad, i que sea bastante espacioso para hacer un establecimiento de primer órden. En este establecimiento, que debe ser destinado solo al estudio de las ciencias aplicadas a la agricultura i a la industria, se reunirian la biblioteca, el gabinete de historia natural, uno de instrumentos científicos, otro de máquinas e instrumentos aratorios; i deberia disponerse, en fin, una sala capaz de servir para todos los cursos que se siguiesen allí.

La biblioteca, bastante voluminosa ya, deberia colocarse en una sola sala para que, a la elegancia que presenta su aspecto, se reuniera la economía de los empleados. Al lado de la biblioteca, vendria mui bien el gabinete de historia natural, dividido en tres salas, una para cada reino. Así se verian en una todos los preciosos minerales de oro i plata, acompañados de las numerosas variedades de hierro sulfurado, de antimonio i de plomo, tambien sulfurado, conocidos jeneralmente aquí con el nombre de bronces; los mármoles i pórfiros tan abundantemente esparcidos; i en fin, todos esos objetos que pertenecen a la mineralojía i a la jeolojía. La segunda sala se destinaria a la parte zoolójica, es decir, a la coleccion dé cuadrúpedos, pájaros, insectos, etc.; i en la tercera, por último, se verian, en una parte, todas las plantas medicinales, económicas, etc., colocadas en herbario; i en la otra, los frutos, granos, gomas, resinas i una coleccion de todas las maderas que hai en la república. Todos estos objetos deben colocarse i clasificarse con sus nombres cientificos i vulgares, i el lugar en que han sido encontrados. Despues de este gabinete, deberia haber otras dos salas, destinadas, una para los instrumentos de física, astronomía i jeografía que el gobierno posee; i otra para máquinas, i principalmente para una coleccion de esos instrumentos de agricultura, nuevamente perfeccionados en Europa que servirian para la demostracion en los cursos, i de modelos para construir otros semejantes en caso de necesidad.

La sala destinada para los cursos deberia ser absolutamente independiente de los gabinetes, bastante grande, i colocados los bancos a manera de anfiteatro, para que los educandos puedan ver las experiencias que haga el profesor, i los objetos que tenga que demostrar. Esta sala podria servir tambien para los cursos de las ciencias médicas, que sin duda se han de establecer en la república, porque es probable que las preocupaciones, que por desgracia existen aun entre algunas personas con respecto a esta profesion, en otro tiempo venerada, i hoi tan respetada por el mundo ilustrado, tengan término. Entónces se verá a los jóvenes dedicarse a estudiarla con el mismo gusto con que se consagran hoi a la economía política i a la jurisprudencia. En tal caso, el gobierno no puede dejar esta clase de educandos sin maestros i sin guias, obligados a instruirse por sí mismos, i a adivinar de cualquier modo los medios de consolar a la humanidad aflijida. No hai profesion mas importante i que exija mas saber que la medicina. Sin embargo, ¿qué recursos hai hoi para estudiarla i para adquirir esa suma de conocimientos que el estado de la sociedad tiene derecho para exijir, i de los cuales necesita un profesor para ejercer con distincion un arte tan delicado i tan difícil? Un estudiante abandonado a su solo celo i a sus mediocres recursos no puede adquirir para la práctica mas que conocimientos mui superficiales, peligrosos a veces, i quizá siempre sospechosos.

Otra de las ventajas que proporcionaria un establecimiento semejante, si tuviese alguna extension de terrenos, sería la de servir de jardin de aclimatacion. Dividiéndole en departamentos, se cultivaria en unos mucha parte de esas plantas que pucden ser útiles al país, ya en la economía doméstica, ya en las artes i la medicina; i así se podrian aclimatar sin trabajo, i casi sin gastos, algunas de esas numerosas variedades de árboles o de arbustos fructiferos que despues de cuatro siglos ha podido adquirir la Europa solo a fuerza de fatigas i de dinero; todas esas plantas tan agradables a la vista, como útiles a los perfumistas i fabricantes de licores; la mayor parte de esas numerosas variedades de legumbres que faltan aquí, i que hacen las delicias de la mesa; finalmente, de esas plantas medicinales que

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mas que ningunas otras exijen una atencion particular del gobierno. En cada año, se haria la cosecha de los granos i semillas que se distribuirian a los aficionados i agricultores instruidos, que las cultivarian con cuidado en sus chacras i haciendas, i las propagarian de provincia en provincia. No hai duda que un jardin semejante empeñará en lo sucesivo a muchas personas a hacer una especie de comercio en todo lo que pertenece a la horticultura, i principalmente en las plantas medicinales, que tendrán la doble ventaja de venderse a mejor precio i de ser de mejor calidad que todas las que vienen de Europa. Es preciso no equivocarse: los vejetales, así como todos los cuerpos orgánicos, envejeciéndose, pierden sus virtudes i propiedades; i la conduccion sola de Europa aquí basta algunas veces para alterarlos considerablemente. La Academia de Medicina de Paris ha conocido de tal modo esta verdad, que ha fomentado la cultura de casi todas las plantas medicinales, ya indijenas, ya exóticas; i hasta el ruibarbo de las fronteras de la China, cosecha ahora el agricultor frances en mas o menos cantidad.

Un establecimiento de esta clase podria servir tambien para jardines públicos i jardines de pasco, que serían mui agradables, así por la simetria, como por la variedad de árboles i arbustos que allí se cultivasen. El ocioso iria a pasar en ellos sus enfadosos momentos; i el hombre estudioso los haria la mansion de sus meditaciones. El domingo se veria al bello sexo ir a recrearse a la sombra de esos soberbios plátanos de Italia, o de los orgullosos castaños de Indias, que hacen en Paris el adorno de las Tullerías i del Luxemburgo.

Todos estos vejetales podrian adquirirse con la mayor facilidad i sin el menor gasto. El gobierno frances, deseoso siempre de hacerse útil a las repúblicas americanas, tendria un placer, i aun consideraria como deber, el facilitar todo lo que se le pudiera pedir en este jénero. Los numerosos establecimientos de aclimatacion que existen en Francia, i sobre todo en los contornos de Paris, esos numerosos semilleros reales donde se cultiva una inmensa variedad de árboles, el jardin nacional que conticne ya mas de doce mil plantas vivas i otros muchos estable

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