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en que la vemos, cuando los gobiernos ilustrados, convencidos de sus utilidades, hicieron abrir, casi en todas las ciudades, cursos públicos a donde concurrian fabricantes, médicos, farmacéuticos, militares, manufactureros, agricultores, etc., a tomar conocimientos, que despues iban a poner en uso en sus talleres, sus laboratorios, sus manufacturas, etc. El estudio de la naturaleza corresponde a todas las clases i a todas las condiciones: antorcha de la sociedad en jeneral, alumbra con su bien hechora luz a todos los ramos de la industria i de las ciencias, i desarrolla al mismo tiempo la imajinacion del poeta i el juicio del literato, sometiendo sus ideas a ese espíritu de lójica i de método que constituye uno de los principales atributos de las ciencias naturales.

La riqueza de un país no consiste siempre en su crédito i en sus recursos pecuniarios: es preciso que, ademas, sepa proveerse a sí mismo; i cuando haya llegado a este estado, entónces debe considerarse, no solamente rico, sino tambien libre e independiente. En el caso contrario, puede encontrarse, a veces, en posiciones demasiado peligrosas; i para dar una prueba de esta gran verdad, recordaremos el estado en que se encontró la Francia en la revolucion de 1792 a 1800. Empeñada en aquella época en una guerra continental i teniendo que luchar contra la Europa entera, vió sus puertos bloqueados por numerosas escuadras enemigas, i absolutamente interceptada la importacion de producciones coloniales. A mas de esto, aquella tierra no producia bastante sosa para el consumo de la fábrica de vidrios i jabon, i las primeras materias de la pólvora habian sido llevadas hasta entónces, de países extranjeros. En este estado, aquella hermosa nacion que habia sacudido tan noblemente el yugo del despotismo, habria sido infaliblemente la presa de las tropas extranjeras por falta de recursos, si un pequeño número de individuos dedicados a la ciencia no hubiesen probado, en medio de la gran consternacion, que se podian remediar con facilidad tan graves inconvenientes. En efecto, el botánico demostró que se podia sacar azúcar del jugo de las remolachas por medios tan fáciles i económicos, que aun se usan hasta ahora, no obstante el bajo precio de la azúcar

de las colonias. El mineralojista enseñó el modo de extraer el azufre de las piritas, i el químico, a mas de esas preciosas e importantes innovaciones que hizo en la fábrica de armas, i en todas esas operaciones que necesitaban las circunstancias, enseñó a hacer la sosa con sal comun, i a beneficiar para las fábricas de pólvora el salpetre que se encontró abundantemente en todas las provincias. Tal fué el resultado feliz que proporcionaron estos hombres instruidos al comercio i a la industria, que la Europa asombrada vió a la Francia mucho mas floreciente que lo que habia sido jamas, i en disposicion de no necesitar en lo sucesivo de producciones de las naciones extranjeras.

Si se reflexiona ahora sobre el estado de Chile, i si, segun los pocos terrenos que se han examinado, se procura conocer la riqueza del suelo, se verá que esta república, puede en rigor, i no obstante su falta de poblacion, proveer, al ménos, a sus habitantes de todas las materias de primera necesidad. Para esto, no se necesita de sabios, sino solo de personas que tengan algunas ideas de las ciencias naturales suficientes para conocer la naturaleza i valor de las producciones para aprovecharlas Mas estas personas instruidas no existirán mientras la enseñanza pública no reciba esa gran reforma en que se trabaja desde algun tiempo. El estudio de la teolojia, de la jurisprudencia, etc., es ciertamente interesante, útil, i aun neccsario en ciertos casos, pero no enseña a desmontar los terrenos, ni a mejorar la cultura. ¿Cuántos jóvenes al salir de la clase vuelven la vista a las haciendas en donde tienen sus intereses, i abrazan entónces una carrera para la cual son extraños, e incapaces de mejorar de manera alguna, i se ven obligados a seguir la vieja rutina i aprovechar ciegamente lo que puedo haber enseñado el resultado de una larga experiencia?

Para remediar este grande inconveniente que no solo reclama la agricultura, sino tambien todos los demas ramos de la industria, sería necesario variar un poco la dirección de los estudios, estableciendo un sistema al cual deba sujetarse todo alumno, para añadir a sus conocimientos algunas ideas sobre las ciencias útiles i agradables. Para conseguirlo, sería preciso

establecer que los estudiantes de filosofía siguiesen el primer año el curso de matemáticas, i el segundo uno de ciencias naturales, mui elemental, i dispuesto para todas las clases de alumnos. Así se empezaria por jeneralidades sobre la astronomía, explicándose los diferentes sistemas del mundo, i dándose una idea de ese conjunto que se llama universo, i se pasaria a la física exponiendo la teoría de los fenómenos mas simples i comunes. Seguiria despues la química, i concluiria el curso por consideraciones jenerales sobre la botánica, la zoolojía i la mineralojía. En este curso, no debe el profesor tener mas objeto que el de propagar el gusto por estas ciencias mediante ejemplos que llamen la atencion de los discípulos, avivándoles la imajinacion. Les explicará todos esos grandes fenómenos que se renuevan sin cesar, i procurará excitar su curiosidad, variando siempre los ejemplos i acostumbrándolos a la contemplacion de la naturaleza. Saliendo de un curso semejante, que no es mas que preparatorio, podrá un jóven entrar en los cursos especiales, i si tuviese precision de contraerse a una profesion diferente de la agricultura, del comercio i de las artes, llevaria al ménos a la sociedad algunas ideas del conjunto de las ciencias físicas e industriales. Este gusto se desarrollaria con la edad; i con el tiempo, mediante esos pequeños conocimientos, Chile podria ver hijos suyos que fomenten la industria ya con sus consejos, ya con sus capitales.

(Araucano, Año de 1831.)

SOBRE LA UTILIDAD

DE UN CURSO ESPECIAL DE QUÍMICA APLICADO A LA
INDUSTRIA I A LA AGRICULTURA

En uno de los números precedentes, se dieron algunas ideas, bien que mui superficiales, del estudio de las ciencias en jeneral, i de las ciencias naturales en particular; se habló de los cursos preparatorios que deberian agregarse a la enseñanza pública; veánse ahora los resultados que se podrian esperar de un establecimiento especial, consagrado a la agricultura, a la química i a la historia natural,

No se sabe por qué fatalidad Chile haya estado hasta ahora sin un gabinete de historia natural, o al ménos sin una simple coleccion de las producciones de su territorio, sin embargo de que el chileno que ha viajado, no solo por Europa, sino por algunos países de América, lo ha visto en las principales ciudades de los Estados Unidos, en Méjico, en Rio Janeiro, en Lima i en Buenos Aires. Estaba reservado al gobierno del virtuoso Ovalle el cargo de llenar esta gran laguna, i el de ofrecer a la jeneracion futura un monumento tan digno de su memoria, como útil a los progresos de una alta e ilustre civilizacion.

Mas un gabinete de historia natural, aun cuando solo se componga de las simples producciones del país, no debe ser un mero objeto de curiosidad; debe ofrecer esa utilidad i ese interes que hacen apreciar mas la ciencia, prestándole mas atractivos. Al interes i a los deberes del gobierno, toca el sacar de él las mayores ventajas en beneficio de la nacion entera, ha

ciéndole accesible a toda clase de personas, para que puedan ir sin muchas fatigas a estudiar las plantas, los minerales, etc., que quieran conocer. En este caso, un gabinete debe colocarse en un lugar que ofrezca las ventajas de hallarse en el centro de la ciudad, i que sea bastante espacioso para hacer un establecimiento de primer órden. En este establecimiento, que debe ser destinado solo al estudio de las ciencias aplicadas a la agricultura i a la industria, se reunirian la biblioteca, el gabinete de historia natural, uno de instrumentos cientificos, otro de máquinas e instrumentos aratorios; i deberia disponerse, en fin, una sala capaz de servir para todos los cursos que se siguiesen allí.

La biblioteca, bastante voluminosa ya, deberia colocarse en una sola sala para que, a la elegancia que presenta su aspecto, se reuniera la economía de los empleados. Al lado de la biblioteca, vendria mui bien el gabinete de historia natural, dividido en tres salas, una para cada reino. Así se verian en una todos los preciosos minerales de oro i plata, acompañados de las numerosas variedades de hierro sulfurado, de antimonio i de plomo, tambien sulfurado, conocidos jeneralmente aquí con el nombre de bronces; los mármoles i pórfiros tan abundantemente esparcidos; i en fin, todos esos objetos que pertenecen a la mineralojía i a la jeolojía. La segunda sala se destinaria a la parte zoolójica, es decir, a la coleccion de cuadrúpedos, pájaros, insectos, etc.; i en la tercera, por último, se verian, en una parte, todas las plantas medicinales, económicas, etc., colocadas en herbario; i en la otra, los frutos, granos, gomas, resinas i una coleccion de todas las maderas que hai en la república. Todos estos objetos deben colocarse i clasificarse con sus nombres cientificos i vulgares, i el lugar en que han sido encontrados. Despues de este gabinete, deberia haber otras dos salas, destinadas, una para los instrumentos de fisica, astronomía i jeografía que el gobierno posee; i otra para máquinas, i principalmente para una coleccion de esos instrumentos de agricultura, nuevamente perfeccionados en Europa. que servirian para la demostracion en los cursos, i de modelos para construir otros semejantes en caso de necesidad.

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