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DEL RITMO LATINO-BÁRBARO

Harto sabidas son las causas que corrompieron el idioma latino. Su perniciosa influencia comenzó a sentirse inmediatamente despues que los ilustres injenios del siglo de Augusto elevaron aquel idioma al mas alto punto de perfeccion; i se manifestó desde luego viciando las cuantidades, esto es, igualando la duracion de las vocales. Los metros latinos vinieron entónces a ser lo que todavía parecen al oído de aquellos que no están familiarizados con la prosodia latina, esto es, unos períodos de duracion incierta i de cadencias poco determinadas, en que las graves i las agudas se suceden a veces con una oscura apariencia de regularidad i simetría. Su composicion continuó sin embargo ajustándose a las reglas antiguas, pero solamente en las escuelas, o por los que solicitaban la aprobación de los intelijentes. En los cantares de la plebe, o en las obras de los que solo aspiraban a contentar oídos vulgares, no se hizo mas que imitar rudamente los versos de Virjilio, Horacio i Terencio, despojados de aquel ritmo fundamental que consistia en la compensacion de las largas con las breves, i que era el alma del metro.

La mayor parte de estas composiciones informes perecieron, i las pocas que lograron sobrevivir a tantos siglos de barbarie i desolacion, no nos hacen mirar la pérdida de las otras como sensible. De las mas antiguas que se conservan son las Instrucciones de Conmodiano, escritas a imitacion del hexáme

*

tro, i el salmo de San Agustin contra los donatistas, en trocaicos octonarios, sin observancia de cuantidades.**

No pudiendo ya compensarse una larga con dos breves, porque no habia ni breves ni largas, el número de las sílabas vino a ser la única medida del tiempo. Redújose cada metro a número determinado de silabas, para que la cesura o pausa final ocurriese a intervalos iguales; i se conservaron como esenciales a la nueva versificacion aquellas cesuras intermedias i aquellos acentos, que solian ocurrir en ciertos parajes de la antigua. Por ejemplo, en los autores de la buena edad, cl senario yámbico terminaba frecuentemente en esdrújulo: pues en los senarios yámbicos de la media latinidad vino a ser aquel acento de la antepenúltima una regla invariable. Por un

* Instructiones adversus Gentium Deos. IIé aquí las primeras lineas:

Præfatio nostra viam erranti demostrat, respectumque bonum, cum venerit sæculi meta, æternum fieri, quod discredunt inscia corda.

Ego similiter erravi tempore multo,

fana prosequendo parentibus insciis ipsis.

Abstuli me tandem inde legendo de lege.

Testificor Dominun, doleo. Proh civica turba!

inscia quod perdit pergens deos quærere vanos, etc.

Sobre la edad de Conmodiano, que se cree haber vivido en Italia, i aun en Roma, están discordes los eruditos. La opinion mas comun le coloca en el siglo IV de la era cristiana. Sebastiano Pauli, en su Disertacion sobre la poesia de los Santos Padres, le hace subir al II. Lo mas probable es que floreció en el III. Véase Fabricio, Bibliotheca latina mediæ et infimæ ætatis.

**San Agustin destinó esta obra para el vulgo, como él mismo lo dice: «Volens etiam causam donatistarum ad ipsius humillimi vulgi, et omnino imperitorum atque idiotarum notitiam pervenire, psalmum qui eis cantaretur.... feci.» (Retractatio, I, 20.) Hé aquí algunos versos:

Modum si excessit Macarius, conscriptum in christiana lege,
vel legem regis referebat, ut pugnaret pro unitate,
non dico istum nihil peccasse, sed vestros pejores esse.
Quis enim præcepit illis per Africam sic sævire?

Non Christus, non imperator probatur hoc permisisse,
fustes et ignes privatos, et insaniam sine lege.

motivo semejante, el yámbico tetrámetro cataléctico de la media latinidad se sujetó, no solo a la cesura que le dividia en dos partes, la primera de ocho i la segunda de siete sílabas, mas tambien a dos acentos que hacian terminar el primer miembro en diccion esdrújula, i el segundo en llana o grave, esto es, acentuada sobre la penúltima. En resolucion, nació un nuevo RITMO, que retuvo en gran parte las cesuras i acentos del metro antiguo, distribuyéndolos a intervalos cuya única medida era el número de las sílabas.

La constante regularidad de los acentos fué el distintivo de aquel nuevo sistema RÍTMICO, a lo menos desde que llegó a tomar un carácter fijo; pues al principio no parece que se hizo mucho caso de los tonos. En efecto, se conservan algunas poesías de este jénero, en que todo el artificio se reduce (prescindiendo de la rima) a la colocacion de las cesuras a intervalos iguales, medidos por el número de sílabas, sin la menor consi deracion con el acento. Así está compuesto (por no citar muchos otros ejemplos) el ritmo de San Columbano, fundador del monasterio Boviense, sobre la vanidad de la vida mortal; i gran parte de los versos insertos en las epístolas de San Bonifacio Moguntino.*

Aquellos versos de nuevo cuño, que eran en los que se deleitaba el vulgo, se llamaron RÍTMICOS, para distinguirlos del metro, esto es, de aquellos versos que todavía se componian en las escuelas i por los hombres de letras, con rigorosa observancia de las cuantidades, conservando a cada sílaba el mismo valor que le habian dado los poetas del siglo de oro. Pero no

Mundus iste decréscit, | et quotidie tránsit:

nemo vivens manébit, | nullus vivus remánsit.
Totum humanum génus | ortu utitur pári,
et de simili vita | fíno cadit æquáli.
Deferentibus vitam | mors incerta súbripit;
omnes superbos vágos | mæror mortis córripit....
Lubricum quod lábitur conantur colligere,

et hoc quod se sedúcit | minus timent crédere, etc.

Así empieza el ritmo de San Columbano. (Veterum Epistolarum Hibernicarum Sylloge, a Jacopo Usserio.)

debe confundirse el RITMO de la media edad con el ritmo de Platon i Terenciano Mauro. Los antiguos llamaron versos ritmicos aquellos en que, desatendidas las leyes del metro, que prescribian determinados piés, se guardaban solamente las del ritmo, que se contentaba con cláusulas, en que los tiempos se ajustasen a ciertas medidas i proporciones, considerando siempre una larga como equivalente a dos breves. Por ejemplo, las leyes del metro llamado hexámetro heroico pedian necesariamente espondeos i dáctilos; pero el ritmo de aquella edad no exijia tanto rigor, i se contentaba con cualesquiera piés de igual duracion a los expresados, dando lugar a los anapestos i prosceleusmáticos. Por consiguiente, este ritmo procedia sobre el principio de la compensacion de largas i breves. Pero el RITMO latino-bárbaro procedia sobre el principio de que todas las sílabas eran iguales; i luego que llegó a la perfeccion que era propia de su naturaleza, redujo todas las especies de verso, i todos los miembros homólogos de cada especie, a determinado número de sílabas; sin lo cual es claro que no hubiera podido haber comensuracion de tiempos.

En todas las lenguas i en todas las edades, ha habido una poesía vulgar i plebeya, mas licenciosa en su práctica que la culta i noble, ejercitada por los literatos. La poesía vulgar o ménos perfecta de los buenos tiempos de la lengua latina se llamó rítmica, porque solo se ajustaba a la medida de tiempos, que se llamó antonomásticamente ritmo; i la poesía vulgar de los siglos bárbaros se llamó RÍTMICA, porque la antigua poesía vulgar se habia llamado así, i porque ella tambien se ajustaba a cierta medida de tiempos, que el oído indicaba; violando, por consiguiente, las reglas de la prosodia escrita, que habian dejado de conformarse con el idioma viviente. Bajo otros respectos, habia tanta diferencia entre uno i otro ritmo, como hubo entre la pronunciacion latina de la corte de Augusto, i la de los monasterios del siglo X.

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Sin embargo, el marques Maffei,* el caballero Muratori,** i

tica.

Dissertazione sopra i versi ritmici, al fin de su Storia Diplomá, Antiqulates italic, Dissertatio VL.

otros críticos eminentisimos, confundiendo el uno con el otro, imajinaron que aquellos versos ajustados a número fijo de sílabas, i uniformemente acentuados que estuvieron en boga desde el siglo IV, se habian estilado desde la mas alta antigüedad, i que en ellos se compusieron siempre los cantares plebeyos i rústicos de los romanos. Cita Maffei, en prueba de ello, los versos saliares del tiempo de Numa i los versos saturnios. No ignoro la dificultad de reducir las reliquias que de ellos nos han quedado a metros regulares, i a un ritmo fundado sobre la compensation de largas i breves; pero el mismo erudito verones se hizo cargo de la corrupcion del texto; i aunque no se le hiciera, quedaria siempre por vencer la no ménos grave dificultad de reducirlos al ritmo de las edades posteriores, el cual, por el número constante de sílabas i por la regularidad de los acentos, tenia un carácter decidido, que no es fácil equivocar con otro, ni se puede dejar de percibir donde existe; i que ciertamente no aparece en aquellas antiguallas romanas. Los versos de la comedia latina, alegados al mismo propósito, tampoco le favorecen. El desenfado i licencia del verso cómico se parecen mucho ménos que la exactitud rigorosa del trájico al número fijo de sílabas i uniforme cadencia de la poesía latino-bárbara; i no podia satisfacer al oido en sistema alguno que no estuviese fundado sobre la compensacion de largas i breves. I en cuanto a los versos cantados por la soldadesca en los triunfos, los que trae Suetonio se sujetan a las leyes del trocaico tetrámetro cataléctico."

Tambien se han buscado en el griego ejemplos de poesía no sujeta a la observancia de cuantidades; i se cree haberlos encontrado en los ditirambos, i en las odas que corren bajo el nombre de Anacreonte. Los ditirambos se componian de varios ritmos, i en el órden que éstos guardaban se sabe que se dejaba

1815.

Exposé de la classe d'histoire et de littérature ancienne, juillet,

Los versos Galliam Cæsar subegit, etc. son tan regulares como cualesquiera trocaicos de Euripides. Los otros que trae Suetonio siguen las leyes del trocaico de la comedia latina.

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