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quieren reducir el ritmo griego i latino a la regularidad de los acentos.

Pasando de los versos latinos a los griegos, aquellas vislumbres de armonía que nacen de la acentuacion nos abandonan, i quedamos enteramente a oscuras. Entre dos hexámetros acentuados a la griega, no hai amenudo mayor semejanza por lo que respecta a los tonos, que entre un senario i un hexámetro latinos. En estos dos hexámetros:

Πότε πῦρ ἀίδηλον ἐπιφλέγει ἄσπετον ὕλην,

Ὡς ἄρα φωνήσα ἵμασεν καλλίτρικας ἵππους,

las cadencias de Homero se asemejan a las de Virjilio; pero

en estos otros:

Ὡς ἄρα φωνήσαντε, καθ ̓ ἵππων αίξαντε,

Χεῖρας τ ̓ ἀλλήλων λαβέτην, καὶ πιστώσαντο,

la acentuacion es parecida a la del senario latino. Para evitar este inconveniente, se sigue en muchas escuelas la práctica de entonar el verso griego a la latina, que es en realidad engañarse, i querer suplir con una armonía extranjera al idioma de los griegos la que el trascurso de los tiempos ha hecho desaparecer de sus obras. Si nos acostumbrásemos a la que resulta de la regularidad de las cesuras, i de la compensacion de largas i breves, acaso no sería necesaria semejante ilusion.

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DEL RITMO LATINO-BÁRBARO

Harto sabidas son las causas que corrompieron el idioma latino. Su perniciosa influencia comenzó a sentirse inmediatamente despues que los ilustres injenios del siglo de Augusto elevaron aquel idioma al mas alto punto de perfeccion; i se manifestó desde luego viciando las cuantidades, esto es, igualando la duracion de las vocales. Los metros latinos vinieron entónces a ser lo que todavía parecen al oído de aquellos que no están familiarizados con la prosodia latina, esto es, unos períodos de duracion incierta i de cadencias poco determinadas, en que las graves i las agudas se suceden a veces con una oscura apariencia de regularidad i simetría. Su composicion continuó sin embargo ajustándose a las reglas antiguas, pero solamente en las escuelas, o por los que solicitaban la aprobación de los intelijentes. En los cantares de la plebe, o en las obras de los que solo aspiraban a contentar oídos vulgares, no se hizo mas que imitar rudamente los versos de Virjilio, Horacio i Terencio, despojados de aquel ritmo fundamental que consistia en la compensacion de las largas con las breves, i que era el alma del metro.

La mayor parte de estas composiciones informes perecieron, i las pocas que lograron sobrevivir a tantos siglos de barbarie i desolacion, no nos hacen mirar la pérdida de las otras como sensible. De las mas antiguas que se conservan son las Instrucciones de Conmodiano, escritas a imitacion del hexáme

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tro, i el salmo de San Agustin contra los donatistas, trocaicos octonarios, sin observancia de cuantidades.**

No pudiendo ya compensarse una larga con dos breve porque no habia ni breves ni largas, el número de las sílab vino a ser la única medida del tiempo. Redújose cada met a número determinado de sílabas, para que la cesura o pau final ocurriese a intervalos iguales; i se conservaron con esenciales a la nueva versificacion aquellas cesuras intermedi i aquellos acentos, que solian ocurrir en ciertos parajes de antigua. Por ejemplo, en los autores de la buena edad, senario yámbico terminaba frecuentemente en esdrújulo: pu en los senarios yámbicos de la media latinidad vino as aquel acento de la antepenúltima una regla invariable. Por u

* Instructiones adversus Gentium Deos. IIé aquí las primer

Præfatio nostra viam erranti demostrat, respectumque bonum, cum venerit sæculi meta, æternum fieri, quod discredunt inscia corda.

Ego similiter erravi tempore multo,

fana prosequendo parentibus insciis ipsis.

Abstuli me tandem inde legendo de lege.

Testificor Dominun, doleo. Proh civica turba!

inscia quod perdit pergens deos quærere vanos, etc.

Sobre la edad de Conmodiano, que se cree haber vivido en Italia aun en Roma, están discordes los eruditos. La opinion mas comun coloca en el siglo IV de la era cristiana. Sebastiano Pauli, en su I sertacion sobre la poesia de los Santos Padres, le hace subir al Lo mas probable es que floreció en el III. Véase Fabricio, Bibliothe latina mediæ et infimæ ætatis.

**San Agustin destinó esta obra para el vulgo, como él mismo dice: «Volens etiam causam donatistarum ad ipsius humillimi vulgi, omnino imperitorum atque idiotarum notitiam pervenire, psalmu qui eis cantaretur.... feci.» (Retractatio, I, 20.) Hé aqui algunos vers

Modum si excessit Macarius, conscriptum in christiana lege, vel legem regis referebat, ut pugnaret pro unitate, non dico istum nihil peccasse, sed vestros pejores esse. Quis enim præcepit illis per Africam sic sævire? Non Christus, non imperator probatur hoc permisisse, fustes et ignes privatos, et insaniam sine lege.

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motivo semejante, el yámbico tetrámetro cataléctico de la media latinidad se sujetó, no solo a la cesura que le dividia en dos partes, la primera de ocho i la segunda de siete sílabas, mas tambien a dos acentos que hacian terminar el primer miembro en diccion esdrújula, i el segundo en llana o grave, esto es, acentuada sobre la penúltima. En resolucion, nació un nuevo RITMO, que retuvo en gran parte las cesuras i acentos del metro antiguo, distribuyéndolos a intervalos cuya única medida era el número de las sílabas.

La constante regularidad de los acentos fué el distintivo de aquel nuevo sistema RÍTMICO, a lo menos desde que llegó a tomar un carácter fijo; pues al principio no parece que se hizo mucho caso de los tonos. En efecto, se conservan algunas poesías de este jénero, en que todo el artificio se reduce (prescindiendo de la rima) a la colocacion de las cesuras a intervalos iguales, medidos por el número de sílabas, sin la menor consi deracion con el acento. Así está compuesto (por no citar muchos otros ejemplos) el ritmo de San Columbano, fundador del monasterio Boviense, sobre la vanidad de la vida mortal; i gran parte de los versos insertos en las epístolas de San Bonifacio Moguntino.*

Aquellos versos de nuevo cuño, que eran en los que se deleitaba el vulgo, se llamaron RÍTMICOS, para distinguirlos del metro, esto es, de aquellos versos que todavía se componian en las escuelas i por los hombres de letras, con rigorosa observancia de las cuantidades, conservando a cada sílaba el mismo valor que le habian dado los poetas del siglo de oro. Pero no

* Mundus iste decréscit, | et quotidie tránsit:
nemo vivens manébit, | nullus vivus remánsit.
Totum humanum génus | ortu utitur pári,
et de simili vita | fíne cadit æquáli.
Deferentibus vitam | mors incerta súbripit;
omnes superbos vágos | moror mortis córripit....
Lubricum quod lábitur | conantur colligere,

et hoc quod se sedúcit | minus timent crédere, etc.

Así empieza el ritmo de San Columbano. (Veterum Epistolarum Hibernicarum Sylloge, a Jacopo Usserio.)

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