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la noble curiosidad de explorar las instituciones i leyes de otras naciones i de consultar sus obras de jurisprudencia a fin de aprovecharnos de lo mucho que hai en ellas de bueno i aplicable a nosotros, es necesario familiarizarnos con el derecho romano, cuyos principios i lenguaje son los de toda la Alemania, los de la Italia, la Francia, la Holanda, i una parte de la Gran Bretaña. (Araucano, Año de 1834.)

EDUCACION

La educacion, este ensayo de la primera edad, que prepara a los hombres para desempeñar en el gran teatro del mundo el papel que la suerte les ha destinado, es la que enseña los deberes que tenemos para con la sociedad como miembros de ella, i los que tenemos para con nosotros mismos, si queremos llegar al mayor grado de bienestar de que nuestra condicion es susceptible. Procurar bienes i evitar males al individuo i a sus semejantes es el objeto que nos proponemos al formar el corazon i el espíritu de un hombre; i por consiguiente, podremos considerar la educacion como el empleo de las facultades mas a propósito para promover la felicidad humana.

El carácter distintivo del hombre es la susceptibilidad de mejora progresiva. La educacion, que enriquece su espíritu con ideas, i adorna su corazon con virtudes, es un medio eficaz de promover sus progresos; i mientras mas verdaderos i mas rápidos los haga, mas contribuye a que llene perfectamente su destino el único sér que habita el globo susceptible de adelantamientos. Si es, pues, necesaria la educacion, i si es necesario perfeccionarla con las reformas que aconseje la observacion del corazon humano, es una cuestion semejante a si es necesario promover la felicidad comun i habilitar al hombre para conseguir con toda la plenitud posible los objetos que en su creacion se propuso el Hacedor.

Si bajo todo gobierno hai igual necesidad de educarse, porque cualquiera que sea el sistema político de una nacion, sus individuos tienen deberes que cumplir respecto de ella, res.

pecto de sus familias i respecto de si mismos, en ningunos pesa mas la obligacion de protejer este ramo importante de la prosperidad social que en los gobiernos republicanos, pues segun nos lo enseña la razon, i segun lo han observado varios autores, i entre ellos particularmente Montesquieu, en ninguna asociacion es mas interesante que en las repúblicas. El objeto que los hombres se proponen en toda sociedad es la consecucion de la felicidad jeneral. Los gobiernos republicanos no son sino los representantes a la vez i los ajentes de la voluntad nacional; i estando obligados como tales a seguir los impulsos de esa voluntad, nunca podrán eximirse de dedicar sus esfuerzos a conseguir el grande objeto a que ella tiende, haciendo a los individuos, útiles a sí mismos i útiles a sus semejantes por medio de la educacion. Por otra parte, el sistema representativo democrático habilita a todos los miembros para tener en los negocios una parte mas o ménos directa; i no podrian los pueblos dar un paso en la carrera política sin que la educacion tuviese la jeneralidad suficiente para infundir en todos el verdadero conocimiento de sus deberes i sus derechos, sin el cual es imposible llenar los primeros i dar a los segundos el precio que nos mueve a interesarnos en su conservacion.

Mas no todos los hombres han de tener igual educacion, aunque es preciso que todos tengan alguna, porque cada uno tiene distinto modo de contribuir a la felicidad comun. Cualquiera que sea la igualdad que establezcan las instituciones políticas, hai sin embargo en todos los pueblos una desigualdad, no diremos jerárquica (que nunca puede existir entre republicanos, sobre todo en la participacion de los derechos públicos), pero una desigualdad de condicion, una desigualdad de necesidades, una desigualdad de método de vida. A estas diferencias, es preciso que se amolde la educacion para el logro de los interesantes fines a que se aplica. Varios autores, entre ellos mui notablemente Locke, sin embargo de su interes por la mejora de la especie humana, no han considerado la educacion sino como un don precioso reservado a las altas clases, si así nos es lícito expresarnos para denominar aquella porcion de individuos que por sus mayores bienes de fortuna, o por los hábitos de sus

padres se dedican a la profesion de las ciencias, a la direccion de grandes intereses propios, o al desempeño de les cargos públicos. Pero es no solo una injusticia, sino un absurdo, privar de este beneficio a las clases ménos acomodadas, si todos los hombres tienen igual derecho a su bienestar, i si todos han de contribuir al bienestar jeneral. Estas clases, como las mas numerosas i las mas indijentes, son las que mas exijen la proteccion de un gobierno para la ilustracion de su juventud. Mas como sus necesidades sociales son diferentes, i como su modo de existir tiene distintos medios i distinto rumbo, es preciso tambien darles una clucacion análoga a esta situacion particular. Concluyeron entre nosotros los tiempos en que se negaba la intelijencia a la masa de los pueblos, i se dividia la raza humana en opresores i oprimidos.

Mui fácil es considerar que todos los hombres son susceptibles de igual extension de conocimientos; mas como no debe tratarse de dar a cada uno sino los necesarios para la felicidad que apetece en su estado, la cuestion debe únicamente ceñirse a los que mas convenientes les sean.

Está universalmente reconocido que uno de los principios de la felicidad comun es hacer al pueblo lo ménos pobre posible. Sus comodidades aumentan indudablemente con su dedicacion a los trabajos lucrativos; mas, aunque ellos sean la fuente de su riqueza, no por eso son tan incesantes que les impidan la adquisicion de conocimientos útiles i el ejercicio del entendimiento. Los primeros años de la vida son los mas a propósito para este interesante objeto. Aun considerando la necesidad de proporcionar ventajas a las labores productivas, sería conveniente que el hombre no se dedicase a ellas hasta despues de cierta edad, hasta que se hubiesen desarrollado completamente sus facultades; porque el hombre, como todos los animales, no puede producir toda la utilidad de que es capaz, si una aplicacion prematura al trabajo, no le deja adquirir el vigor i madurez que so necesitan en él. Sin estas calidades, sería contrario a la produccion, a la economía, a la salud, ese mismo trabajo, que es un manantial de prosperidad, cuando se emprende despues de los primeros años. Pero si esta época pre

ciosa de la vida en que todavía es improductivo el brazo del hombre, se emplea en ilustrar su entendimiento, en refrenar sus pasiones, i en inspirarle el amor a la ocupacion i el hábito de las virtudes, se harán incomparablemente mas útiles a la sociedad i a él mismo las ocupaciones que le procuren despues lo necesario para su subsistencia.

De los dos ramos a que puede reducirse la educación, esto es, la formacion del corazon i la ilustracion del espíritu, el primero en sus principios fundamentales no puede ser debido sino a la educacion doméstica. Las impresiones de la infancia ejereen sobre todos los hombres un poder que decide jeneralmente de sus hábitos, de sus inclinaciones i de su carácter, i como la época en que ellas emplean su poder es cabalmente aquella en que no conocemos mas directores de nuestra conducta que los padres, claro es que a ellos hemos de deber esta parte del ejercicio de las facultades, que sería demasiado tardía si la retardásemos hasta hallarnos en aptitud de recibir la educacion pública. En los primeros períodos de la rejeneracion de un pueblo, i de una rejeneracion como la que hemos experimentado los americanos, es casi imposible conseguir la perfeccion en la direccion de la niñez del corazon humano; hai vicios en las costumbres; las virtudes son mas bien obra del instinto que de la persuasion, i esta situacion moral no permite que la educacion doméstica se ciña a reglas fijas, cuyas aplicacion decida del buen éxito. Mas, mejorándose sucesivamente las jeneraciones con el auxilio de la educacion pública, no es dificil presajiar que llegará el dia en que podamos hacer jeneralmente un uso benéfico i filosófico de la autoridad paternal.

Por lo que hace a la educacion pública, no es necesario emplear muchos raciocinios para probar, como ya lo hemos indicado, que no debe ceñirse a preparar a los hombres para las distintas especies de carreras literarias i para las profesiones mas clevadas; porque no es el bienestar solo de una pequeña porcion de la sociedad el que se debe promover. Ponerla a el alcance de todos los jóvenes, cualesquiera que sean sus proporciones i su jénero de vida, estimularlos a adquirirla, i facilitar esta adquisicion por la multiplicidad de establecimientos i la

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