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preparar las vias para la introduccion de las artes i las manufacturas en una época, que nos lisonjeamos en crecr no esté mui distante de la nuestra; teniéndose siempre presente que los pueblos mas adelantados en esta carrera, deben su prosperidad a la propagacion de los conocimientos científicos, que han permitido a cada empresario de una manufactura cualquicra, tener a su disposicion los servicios de un injeniero o de un maquinista para auxiliar sus trabajos. Prescindimos de los descubrimientos i aplicaciones importantes que pueden hacerse por los sabios en países enteramente nuevos, i los diferentes productos que para las manufacturas i el comercio podrán sacarse de nuestro suelo; i baste por ahora la consideracion de las ventajas conocidas e inmediatas que debe derivar el país del cultivo de las ciencias físicas i matemáticas, para que manifes temos nuestros vehementes descos de que la realizacion de los proyectos del gobierno no sea retardada o embarazada por ningun evento.

(Araucano, Año de 1841.)

REFORMAS NECESARIAS

I

Si la solidez de principios e ideas de los chilenos no fuera tan jeneralmente reconocida en casi todos sus actos, desde que este país pertenece a sí mismo, la presente época, en que esta preciosa calidad ha relucido mas que en ninguna otra, bastaria para fijarla a los ojos del ménos observador, como peculiar o distintiva del carácter nacional. No nos detendremos en recordar acontecimientos pasados, i ni siquiera los del año que acaba de terminar (1841), tan fecundo en hechos que atestiguan i proclaman aquella verdad; nos bastará fijarnos por un momento en lo que pasa actualmente, i preguntarnos a nosotros mismos: ¿a qué aspira, o qué es lo que desea el país?

Por nuestra parte, creemos haber interpretado fielmente estas aspiraciones o deseos de la nacion, siempre que hemos hablado de una libertad política racional i moderada, tal cual la disfrutamos actualmente; del mantenimiento de la paz interior i órden público, sin mezcla de temores para lo venidero, como felizmente se presenta a nuestra vista, en fuerza de los hechos a que hemos aludido ántes; de reformas i mejoras en el órden judicial, para asegurar con nuestros derechos individuales esta paz pública i aquella libertad; del cumplimiento i realizacion de la lei fundamental en todas sus partes, como en las leyes del réjimen interior, de la instruccion pública, organizacion de la milicia, etc.

Finalmente, nuestro gobierno comprende sus deberes a este

respecto, i no depende de su mano el que no se hallen en gran parte provistos i cjecutados; conoce las necesidades del país i sus deseos, i hace cuanto es posible para satisfacerlos. Miéntras que el pueblo a su vez, justamente confiado en la buena. voluntad i patriótico empeño del gobierno, marcado en todas sus acciones, parece aspirar únicamente a mejoras materiales, o a aquellas sobre todo de que dependen el fomento de la riqueza i el bienestar jeneral.

Por eso, creemos tambien haber asegundado los deseos del país, cuando hemos tratado de estas mejoras materiales; de la remocion de los obstáculos que se oponen a su realizacion, o a los adelantamientos industriales; de la necesidad i urjencia de atender a los caminos existentes i abrir otros nuevos, así como de la navegacion interior i de nuestras costas; de las provincias del sur i su incremento, proporcionándoles la necesaria comunicacion entre ellas mismas, de un modo estable i seguro, i sin la fuerte barrera opuesta a la civilizacion i adelantamiento por la barbaric de los araucanos, enclavados en el centro de aquellas provincias, etc., etc. I creemos haber penetrado el espíritu nacional, proponiendo o indicando los medios conducentes a la consecucion de aquellos objetos, o la parte al ménos que son llamados a tomar el gobierno i cuerpos lejislativos en los diversos ramos de fomento.

Mas esta parte, o la extension de sus operaciones, solo puede medirse por el estado de nuestras rentas, o el sobrante que ellas presenten sobre los gastos de primera necesidad, para auxiliar con él los trabajos públicos de todo jénero; que de otro modo, no es posible lleguen a verificarse, por falta de especuladores para empresas enteramente nuevas o desconocidas en estos países.

De aquí la necesidad primordial que reconoce la nacion, de grandes economías, o lo que es lo mismo, de arreglos financieros en todos los departamentos fiscales, que deben producirlas; sin tocar por eso a dotaciones esenciales para el mejor desempeño de los diversos ramos del servicio público, o sin una parsimonia, talvez demasiado pequeña i minuciosa, que pudiera llevarnos a los extremos, i que, léjos de influir en el aumento

de la renta, mas bien pudiera contribuir a su decadencia; come sucederia principalmente con una diminucion poco considerada en el número i dotaciones de los funcionarios encargados de la recaudacion, manejo i liquidacion de estas rentas.

Hé aquí las economías o arreglos que nos hemos atrevido a recomendar al cuerpo lejislativo en mas de una ocasion, principalmente cuando hemos tratado del empréstito extranjero, i que nunca ha descuidado el actual gobierno. Séanos permitido en esta parte referirnos al ménos a los decretos i disposiciones del departamento de hacienda, insertos en los dos números anteriores de este papel.

El primero de ellos, que tiene por objeto la presentacion i arreglo de las cuentas de gastos i presupuestos anuales, es comprensivo, a nuestro modo de ver, de todo un sistema enteramente nuevo; es la ejecucion plena i franca de la lei fundamental en esta materia, o su complemento indispensable; la realizacion sustancial del sistema representativo entre nosotros, i una de las mejores prendas de desinteres i amor al órden constitucional, que pueda dar un gobierno. Con justa razon, pues, el presidente de la república, en el preámbulo de este notable decreto, considera la necesidad de establecer, por medio de él, en la administración de las rentas nacionales, «un órden que ponga en armonía la letra i espiritu de la constitucion política del estado, con el sistema de cuenta i razon vijente en las oficinas de hacienda, i que haga efectiva la responsabilidad de los ministros del despacho.»

No culpemos a nadie, ni a ninguna época, de que esta respon sabilidad, no se haya hecho antes de ahora tan efectiva, como al presente; grandes frutos i útiles lecciones nos han legado las épocas precedentes, i nunca faltaron a sus hombres de estado ocupaciones vitales que debian absorber todo su tiempo. A esta causa, sin duda, debe atribuirse el retardo en la presentacion de las cuentas de gastos i presupuestos a cada lejislatura, i la prontitud o precipitacion con que se apresuraban a aprobarlas i sancionarlas. En adelante, gracias a la tranquilidad de que disfrutamos i a la liberalidad del decreto que nos ocupa, estas cuentas i presupuestos deberán ser presentados en los

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