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debe confundirse el RITMO de la media edad con el ritmo de Platon i Terenciano Mauro. Los antiguos llamaron versos rítmicos aquellos en que, desatendidas las leyes del metro, que prescribian determinados piés, se guardaban solamente las del ritmo, que se contentaba con cláusulas, en que los tiempos se ajustasen a ciertas medidas i proporciones, considerando siempre una larga como equivalente a dos breves. Por ejemplo, las leyes del metro llamado hexámetro heroico pedian necesariamente espondeos i dáctilos; pero el ritmo de aquella edad no exijia tanto rigor, i se contentaba con cualesquiera piés de igual duracion a los expresados, dando lugar a los anapestos i prosceleusmáticos. Por consiguiente, este ritmo procedia sobre el principio de la compensacion de largas i breves. Pero el RITMO latino-bárbaro procedia sobre el principio de que todas las sílabas eran iguales; i luego que llegó a la perfeccion que era propia de su naturaleza, redujo todas las especies de verso, i todos los miembros homólogos de cada especie, a determinado número de sílabas; sin lo cual es claro que no hubiera podido haber comensuracion de tiempos.

En todas las lenguas i en todas las edades, ha habido una poesía vulgar i plebeya, mas licenciosa en su práctica que la culta i noble, ejercitada por los literatos. La poesía vulgar o ménos perfecta de los buenos tiempos de la lengua latina se llamó rítmica, porque solo se ajustaba a la medida de tiempos, que se llamó antonomásticamente ritmo; i la poesía vulgar de los siglos bárbaros se llamó RÍTMICA, porque la antigua poesía vulgar se habia llamado así, i porque ella tambien se ajustaba a cierta medida de tiempos, que el oído indicaba; violando, por consiguiente, las reglas de la prosodia escrita, que habian dejado de conformarse con el idioma viviente. Bajo otros respectos, habia tanta diferencia entre uno i otro ritmo, como hubo entre la pronunciacion latina de la corte de Augusto, i la de los monasterios del siglo X.

*

Sin embargo, el marques Maffei, el caballero Muratori,** i

tica.

Dissertazione sopra i versi ritmici, al fin de su Storia Diplomá, **Antiqulates italic, Dissertatio VL.

otros críticos eminentisimos, confundiendo el uno con el otro, imajinaron que aquellos versos ajustados a número fijo de sílabas, i uniformemente acentuados que estuvieron en boga desde el siglo IV, se habian estilado desde la mas alta antigüedad, i que en ellos se compusieron siempre los cantares plebeyos i rústicos de los romanos. Cita Maffei, en prueba de ello, los versos saliares del tiempo de Numa i los versos saturnios. No ignoro la dificultad de reducir las reliquias que de ellos nos han quedado a metros regulares, i a un ritmo fundado sobre la compensation de largas i breves; pero el mismo erudito verones se hizo cargo de la corrupcion del texto; i aunque no se le hiciera, quedaria siempre por vencer la no ménos grave dificultad de reducirlos al ritmo de las edades posteriores, el cual, por el número constante de sílabas i por la regularidad de los acentos, tenia un carácter decidido, que no es fácil equivocar con otro, ni se puede dejar de percibir donde existe; i que ciertamente no aparece en aquellas antiguallas romanas. Los versos de la comedia latina, alegados al mismo propósito, tampoco le favorecen. El desenfado i licencia del verso cómico se parecen mucho menos que la exactitud rigorosa del trájico al número fijo de sílabas i uniforme cadencia de la poesía latino-bárbara; i no podia satisfacer al oido en sistema alguno que no estuviese fundado sobre la compensacion de largas i breves. I en cuanto a los versos cantados por la soldadesca en los triunfos, los que trae Suetonio se sujetan a las leyes del trocaico tetrámetro cataléctico.**

Tambien se han buscado en el griego ejemplos de poesía no sujeta a la observancia de cuantidades; i se cree haberlos encontrado en los ditirambos, i en las odas que corren bajo el nombre de Anacreonte. Los ditirambos se componian de varios ritmos, i en el órden que éstos guardaban se sabe que se dejaba

1815.

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Exposé de la classe d'histoire et de littérature ancienne, juillet,

Los versos Galliam Cæsar subegit, etc. son tan regulares como cualesquiera trocaicos de Euripides. Los otros que trae Suetonio siguen las leyes del trocaico de la comedia latina.

mucho a la discrecion del poeta, como que era una especie de composicion, en que con el abandono e irregularidad se solicitaba expresar la ajitacion del alma; pero discurrir por eso que aquellos versos tenian algo de comun con el RITMO de que habla Beda, es confundir cosas diferentísimas. En fin, el doctísimo Godofredo Hermann* ha manifestado satisfactoriamente que las grandes licencias que se creia encontrar en los versos de Anacreonte provenian o de las erradas lecciones de los códices, o de la no ménos errónea doctrina que habia confundido una especie de verso con otra, o de haberse prohijado al lirico griego composiciones modernas, escritas despues que, dejenerada tambien la lengua de Homero i de Demóstenes, se introdujeron en ella los versos llamados políticos, esto es, vulgares; en que, a semejanza de la poesía latina de la media edad, se abandonaron las cuantidades.

La denominacion de rítmicos dada a ciertos versos por contraposicion a la de métricos, envolvió en todos tiempos la idea de imperfeccion i de vulgaridad. El metro fué en todos tiempos el tipo o modelo a que se referian cuando se les calificaba de imperfectos, i de aquí ha procedido el error de los que imajinaron que los versus inconditi en que se deleitaba el rudo vulgo en una época, eran los mismos que regalaban sus oídos en otra. Mas, para desimpresionarnos de este crror, basta hacernos eargo de que la compensacion de una larga por dos breves era tan necesaria en una lengua que tenia largas i breves, como hubiera sido absurda e imposible en la poesía vulgar de otra lengua, que daba igual duracion a todas las sílabas.

La variedad de acepciones de la voz ritmo (que creció en latin, cuando se extendió este nombre a la rima) hace preciso que se tenga algun cuidado en su uso. Ritmo, en su acepcion mas jeneral i antigua, es cualquiera division regular i simétrica del tiempo. Los griegos llamaron particularmente ritmo la que resultaba de la sucesion de sílabas largas i breves, produciendo cláusulas de determinada duracion; i en el mismo. sentido usaron esta voz los romanos hasta la edad de Teren

* Elementa doctrinæ metrica, II, 39. Edicion de Glasgow.

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ciano Mauro. Pero, en los siglos medios, se llamó RITMO la medida del tiempo que resultaba del número de sílabas i colocacion de los acentos, i posteriormente se dijo así tambien la rima. Sería de descar que tuviésemos una palabra distinta para designar cada una de las tres primeras acepciones, como tenemos para la cuarta; i he procurado remediar esta falta, representándolas de diferente modo en la escritura. En lo restante. de este capítulo, no hablaré de otro ritmo que del acentual o latino-bárbaro.

Parece natural creer que cada uno de los metros antiguos diese oríjen a una especie particular de RITMO. El hexámetro i el pentámetro, no obstante su celebridad en los tiempos felices del latin, no siguieron en el mismo favor, durante la decadencia de esta lengua. Hexámetros RÍTMICOS se encuentran pocos; pentámetros, poquísimos.* Tampoco creo que fuese muí popular el yámbico tetrámetro cataléctico. Pero el senario yámbico se usó muchísimo, reducido a doce sílabas, con una cesura entre la quinta i la sexta, i acentos en la cuarta i décima; la cual habia sido una de sus mas comunes formas ántes de corromperse el latin. A esta especie de ritmo, pertenecen los versos a la muerte de Carlo Magno, que trae Muratori;** los que cantó la guarnicion de Módena en 924, cuando aquella ciudad se defendia contra los húngaros;*** los de San Paulino, patriarca

* Muratori cita algunos, Antiquitates italicæ, Dissertatio XL. Scriptorum Rerum Italicarum, Tomo II, P. II.

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A solis ortu usque ad occidua

littora maris planctus pulsat pectora:
hei mihi misero!

Ultramarina agmina tristitia
tetigit ingens cum morore nimio:

hei mihi misero!

Franci, romani, atque cuncti creduli
luctu punguntur et magna molestia:
hei mihi misero! etc.

Obsérvese que en estos versos no se comete jamas la sinalefa.
*** Muratori, Antiquitates italica, Dissertatio XL, ad calcem.

de Aquila, a la muerte del duque Erico en 799;* los que se compusieron a la del abad Hugon, hijo de Carlo Magno;** etc.

Otra especie de verso yámbico, que los poetas RÍTMICOS manejaron mucho, fué el dímetro. Los himnos mas antiguos de la iglesia se compusieron de ordinario en este verso; pero con sujeción a las leyes métricas, esto es, a la observancia de cuantidades. Posteriormente se abandonaron éstas, i se le dió en recompensa el número fijo de ocho sílabas con el postrer acento en la antepenúltima, que habia sido su mas ordinaria forma.

LOS RITMOS trocaicos no se usaron menos que los yámbicos. Del octonario tenemos una muestra en el salmo ántes citado de San Agustin contra los donatistas. Pero de todos ellos el que estuvo en mas favor, segun la multitud de composiciones que en él han sobrevivido, fué el tetrámetro cataléctico, dividido constantemente en dos miembros, el primero de ocho sílabas, llano, i el segundo de siete, esdrújulo. En esta especie de RITMO escribieron San Isidoro,*** Ejinardo," San Pedro Damian, el autor de la Descripcion de Verona, publicada

*****

* Lebeuf, Dissertartio I, 426.

** Lebeuf, Recueil de divers écrits, 1, 349.

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A estos últimos se interpone en cada cuarta linca un adónico, de la misma suerte que se hacia en los sáficos, verbi gracia:

Nam rex Pipinus lacrimasse dicitur,

cum te vidisset ullis absque vestibus,
nudum jacere turpiter in medio
pulvere campi.

En efecto, el verso sáfico i el senario yambico, aunque métricamente diversisimos, eran casi una misma cosa para los poetas RÍTMICOS, que solo atendian a cesuras i acentos. La única diferencia estaba en la terminacion, siendo la del yambico esdrújula, i llana o grave la del sáfico; pero, en una versificacion acentual, son de poca importancia las silabas que vienen despues de la última aguda.

El himno Audi, Christe, tristem fletum, amarumque canticum. (Leyser, Historia poetarum et poematum medii avi, soc. VIII. La pasion de los santos mártires Marcelino i Pedro. (Leyser,

IX.)

El himno, Ad perennis vitr fontem mens sitirit arida, atri

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