صور الصفحة
PDF
النشر الإلكتروني

299

escenas en que figuran los hombres i los pueblos; en cuanto desenvuelve los ocultos resortes de la con lucta humana, rastrea las causas, i expone las consecuencias, pinta los caractéres de los personajes, i sazona de cuando en cuando su narrativa con los divertidos pormenores que pertenecen a la biografía; despertando i avivando por todos estos medios los sentimientos morales de nuestra naturaleza.* Admitimos tambien que

Nuestra opinion coincide en un todo con la del autor del artículo. El desnudo conocimiento de los hechos, sin el de sus causas i efectos, de nada sirve. Pero ¿no se haria demasiado larga, de ese modo, la historia de un pueblo? Para evitar este inconveniente, creemos que su enseñanza deberia limitarse a dar una idea de su orijen, a bosquejar el desarrollo de sus costumbres e instituciones, las varias fases de su civilizacion, i los personajes que han figurado en él. Sus conquistas, sus descubrimientos, sus artes, letras i comercio, deberian presentarse en grande, sin perjuicio de aquellos pormenores que pareciesen necesarios para fijar el carácter de los hombres i de las cosas. Un catálogo de las principales fuentes, i del grado de confianza que cada una merezca, sería tambien conveniente; porque el hábito de creer a ciegas cuanto se contiene en las pájinas de un autor antiguo o moderno es uno de los mas perniciosos. ¿Dará el jóven alumno igual crédito a las tradiciones de los primeros siglos de Grecia o Roma, a las conjeturas de Nichbur, a los cuentos del buen Plutarco, que a la narracion de Tucidides o de Tácito? ¿I no se le deberá distinguir lo que recibe de cada uno de estos canales, enseñándole desde temprano a darse cuenta de lo que cree?

Mas, cuando juzgamos indispensable el eslabonamiento de los hechos por medio de sus relaciones, no es nuestro ánimo recomendar para las primeras clases aquellas obras sistemáticas en que se presentan sintéticamente los grandes resultados históricos. El jóven que saluda por la primera vez la historia, dificilmente podrá entenderlos i apreciarlos. Destituido de conocimientos preparatorios, le sería necesario que los admitiese sobre palabra; inconveniente grave en las filosofias de la historia, porque tienen mucho de hipotético, i no pocas veces desfiguran los hechos, amoldándolos a las ideas peculiares, a los sistemas, a las preocupaciones, i aun a la vanidad nacional del autor.

La análisis nos parece el método mas instructivo en el estudio de la historia. Sería de descar que el jóven, en cuanto fuese posible, conociese los fundamentos de lo que se le presenta bajo la forma de jeneralizaciones abstractas. La historia es un rejistro de experiencias de la vida de los pueblos; i las verdades con que ella alimenta la razon

algo en forma de compendio es indispensable; pero no debe pasar de meras tablas i mapas, que sirvan como de padrones; que guien al investigador en su marcha i le muestren su po. sicion relativa i su progreso.

Claro es que no deseamos la supresion de estos ramos de enseñanza; solo queremos señalarles su tiempo i lugar, sus dimensiones i formas...

Al fijar la proporcion a que deben arreglarse los diferentes departamentos de educacion, querríamos que se diese al estudio de la naturaleza mas lugar que el que suele ordinariamente dedicarse a él: hablamos de la historia natural, la química, la física i la astronomia. La tierra, su estructura, las sustancias de que se compone, con las mutuas relaciones i la accion recíproca de unas en otras; sus minerales, plantas, i animales; su conexion con otros planetas, i con el sistema del universo, serian fuentes inagotables de interes i placer para el jóven alumno. Elementos de estas ciencias, idiomas, i a par de estos severos estudios, las artes de ornato, como declamacion, calografía, música, dibujo, pudieran ocupar los primeros años de la instruccion juvenil, subiendo despues a las adquisiciones de un órden intelectual mas elevado, como la literatura i la historia.

Crecrán algunos que estos objetos bastarian para ocupar la

deben deducirse, subiendo de los hechos a las relaciones, no descendiendo de las relaciones a los hechos. Esa sola es su mision. A la filosofía toca despues la jeneralizacion suprema, la explicacion definitiva de estas verdades por las leyes sicolójicas del hombre i de la sociedad humana.

En cuanto al exámen de los alumnos de historia, nos parece que en este, como en otros ramos de enseñanza, el método de discursos i disertaciones por escrito es aun mas expuesto a ilusiones que el de programas e interrogatorios, i que lo mejor seria quizá combinar uno i otro. Creemos, ademas, que un programa no debe ser una serie de preguntas, como las de los catecismos de Ackerman, sino mas bien una tabla de materias, sobre las cuales se exploren con sagacidad la intelijencia i aprovechamiento del alumno, obligándole a salir del carril de los textos escritos, i a expresar sus ideas de la manera que las concibe.

vida entera, i no hai duda que, estudiados a fondo, así es; pero solo hablamos de sus elementos; i estamos seguros de que la mitad de los niños que frecuentan los colejios podrian seguir con mucho provecho este curso de educacion. Lo que conviene es que principien bien; que no depositen en la memoria, sino aquello que entienden; que se interesen en lo que se les enseña; que sientan el estímulo de la curiosidad; que el amor a la instruccion despierte i ensanche sus facultades mentales. De este modo, veríamos levantarse una nueva jeneracion. Introduzcanse en nuestras salas de enseñanza unos pocos instrumentos i aparatos (que no costarian mucho) para que los niños formen alguna idea de las bellezas i maravillas de la naturaleza. En vez de aprender de memoria secas menudencias jeográficas, recorran las grandes facciones i los objetos mas señalados del globo terráqueo por medio de buenos mapas, planos de ciudades, bosquejos de monumentos i curiosidades, i combinese con el estudio de cada país el de las porciones mas interesantes de su historia. En vez de una multitud de reglas de retórica, háganseles leer obras de gusto, en que hallen ejemplos sanos de composicion. Hágase todo esto; i se verá en la sala de estudio una reunion agradable i animada... Sin eso, los niños estudian por complacer a sus padres i maestros, por darse importancia, por rivalidad, no por amor a la ciencia; i faltándoles este motivo, los veremos poseídos de miras mercenarias, o hundidos en una funesta apatía, en una jeneral aversion a toda lectura, a toda especie de conocimientos. No hallando su enerjia intelectual un campo en que desplegarse, porque no les interesa lo que estudian, no será extraño que se entreguen de todo punto al juego i a pasatiempos vulgares.

Los defectos que hemos expuesto, no deben imputarse a nuestros intelijentes instructores de la juventud, que se ven obligados a marchar por una senda trazada de antemano, i a dar el jénero de enseñanza que los padres descan i exijen para sus hijos. Agrégase a esto la excesiva modicidad de la remuneracion que reciben, la cual los pone en la precision de admitir mas niños que los que un solo hombre puede buena

mente enseñar, i no les permite procurarse los medios necesa rios, sobre todo, instrumentos i aparatos. El remedio a estos males puede solo aplicarlo la comunidad; i a ella recomendamos con encarecimiento este asunto. Ninguno toca mas de cerca a los deberes e intereses sociales; ninguno mas digno de promoverse por todos los órganos de comunicacion. La prensa de un pueblo intelijente que hace tan rápidos progresos debe considerarse empeñada en tan noble causa.

(Araucano, Año de 1813.)

DISCURSO

PRONUNCIADO EN LA INSTALACION DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE

EL DIA 17 DE SETIEMBRE DE 1843

EXCMO. SR. PATRONO DE LA UNIVERSIDAD:

SEÑORES:

El consejo de la universidad me ha encargado expresar a nombre del cuerpo nuestro profundo reconocimiento, por las distinciones i la confianza con que el supremo gobierno se ha dignado honrarnos. Debo tambien hacerme el intérprete del reconocimiento de la universidad por la expresion de benevolencia en que el señor ministro de instruccion pública se ha servido aludir a sus miembros. En cuanto a mí, sé demasiado que esas distinciones i esa confianza las debo mucho menos a mis aptitudes i fuerzas, que a mi antiguo celo (esta es la sola cualidad que puedo atribuirme sin presuncion), a mi, antiguo celo por la difusion de las luces i de los sanos principios, i a la dedicacion laboriosa con que he seguido algunos ramos de estudio, no interrumpidos en ninguna época de mi vida, no dejados de la mano en medio de graves tareas. Siento el peso de esta confianza; conozco la extension de las obligaciones que impone; comprendo la magnitud de los esfuerzos que exije. Responsabilidad es esta, que abrumaria, si recayese sobre un solo individuo, una intelijencia de otro órden, i mucho mejor preparada que ha podido estarlo la mia. Pero me alienta la

« السابقةمتابعة »