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vilizadas i libres? La Francia, la Inglaterra, la Béljica, la Holanda, una parte de la Alemania, i en fin, los Estados Unidos de América; es decir, las que poseen mejores comunicaciones.

«Es permitido, sin duda, decretar un progreso, i formularlo en las tablas de la lei; pero, mientras ese progreso carezca de una sancion material, mientras no podamos en cierto modo tocarlo i asirlo, la creacion es imajinaria, es una apariencia engañosa. Se puede bien, en medio del entusiasmo, votar la libertad de un pueblo con síes i nóes, con bolas blancas i negras; pero toda libertad que no se rodee de instituciones positivas a propósito para hacerla fecunda de mejoras vitales, conformes a la doble naturaleza, espiritual i material, del hombre, es una libertad nominal, falaz, peligrosa. »

Chevalier hace en seguida una comparacion entre los Estados Unidos de América i las repúblicas sur-americanas, i atribuye a descuido de éstas en materia de caminos mucha parte de sus desgracias i de sus lentos progresos. Preséntanos despues una magnífica pintura de las maravillas materiales que se deben a las vias de comunicacion, i señalando luego algu nos de sus efectos morales, dice:

«Con la historia en la mano, sería fácil mostrarlas como instrumentos de dominacion política. Mirad a Roma: a donde quiera que lleva sus armas victoriosas, se apresura a construir esas calzadas que se citan como modelos, esas vias romanas cuyo nombre se ha hecho sinónimo de camino sólido. Tal era en efecto la solidez que les daba, que todavía se encuentran vestijios de ellas en mil puntos de Europa. Este rasgo es sin duda uno de los mas característicos de la política romana, uno de los que distinguen mas profundamente al pueblo rei, de las naciones que le habian precedido, i de las razas que pudieron conquistar, pero no afirmar sus conquistas. Tal es tambien la táctica de una nacion moderna, la Inglaterra... a quien sus enemigos deben hacer al ménos esta justicia, que, a semejanza de Roma, se manifiesta particularmente atenta a la utilidad de las vias de comunicacion: a donde quiera que penetra la raza inglesa, uno de sus primeros cuidados es establecer medios perfeccionados de trasporte.

«En las vías de comunicacion, es preciso ver tambien un ajente político de administracion i gobierno. Ya recordareis aquella tan impresiva pintura que hace Walter Scott en su Rob Roy del estado de Escocia un siglo há. ¿Qué es lo que ha puesto fin a esa anarquía i ha convertido esa barbarie en civi lizacion? Es, a lo menos en parte, el número de caminos que el parlamento hizo abrir por entre las montañas de Escocia al fin de la época cuya historia nos da el ilustre novelista. I sin ir tan lejos, ¿no han concurrido los caminos del oeste a la pacificacion de la Vendée i de la Bretaña desde 1830?

«A las vias de comunicacion perfeccionadas, toca mudar las condiciones de los imperios i el equilibrio político del mundo. Por ellas, los hombres i los productos circulan con mas rapidez, las ideas se derraman con igual aumento de velocidad, i todas las relaciones que constituyen la vida de los pueblos se aceleran en la misma proporcion. Por ellas, los gobiernos podrán a su arbitrio hacer sentir su accion tutelar o su mano severa a distancias cada vez mayores: la distancia de las fronteras a la capital disminuirá gradualmente; i todas las secciones de un estado podrán comunicar entre sí, verterse, i por decirlo así, trasfundirse unas en otras, centralizarse, administrarse, gobernarse, como si su extension fuese cada dia mcnor. La confederacion americana ocupa un espacio diez veces mayor que la Francia, con intereses rivales, opiniones divididas, instituciones diametralmente contrarias bajo algunos respectos, pues una mitad de esta federacion reconoce la esclavitud, que la otra detesta. I con todo, la union americana parece indisoluble. I la causa es que este imperio, nacido ayer, se ha cubierto de una admirable red de vias de comunicacion, que ata unos con otros los trozos dispuestos a sepa rarse. Lo activo i fértil de la circulacion mantiene de un extremo a otro de este dilatado territorio incesantes relaciones de negocios i un cambio perpetuo de ideas i afectos. No hai familia que no cuente algunos miembros en las mas distantes capitales, i todos ellos continúan formando un solo cuerpo.» (Araucano, Año de 1816 i 1847.)

UNIFORMIDAD DE MEDIDAS

I PESOS

BASE DEL SISTEMA MÉTRICO DECIMAL, HISTORIA DE SU ORIJEN I VENTAJAS QUE PRESENTA

I

Nadie ignora que en todas las naciones bien constituidas, siempre que un poder firme e ilustrado ha empezado a dirijir su actividad hacia mejoras administrativas, su primer anhelo ha sido por uniformar los pesos i las medidas. Se fijaban las bases, se adoptaba, mas o ménos arbitrariamente, la unidad que debia servir de comparacion, tanto a las medidas de extension, como a las de peso; i luego despues el interes privado, la mala fe i el descuido volvian a variar dichas medidas, de tal modo que, con el trascurso del tiempo, desaparecia hasta la tradicion de la verdadera unidad que les habia servido de prototipo. Ninguna prevision ni potestad humana eran suficientes para remediar ese mal notorio, mientras faltaba una idea noble, grandiosa, apoyada sobre el progreso de las ciencias naturales i matemáticas, que viniese en auxilio de las aspiraciones i tendencias del siglo pasado.

Esta idea la sujirió al hombre la mensura del meridiano terrestre i la del péndulo que marca segundos en cualquiera latitud del globo, bien determinada. Ya se veia mui claro que, para dar estabilidad a las medidas, era indispensable sustraerlas al capricho i arbitrio de los pueblos, fijándolas en alguna

OPÚSC.

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base tan fija e inmutable como el mundo. Penetrado de esta necesidad, el célebre astrónomo Casini fué el primero que, en su libro sobre el tamaño i la figura de la tierra, escrito al principio del siglo XVIII, propuso adoptar por pié jeométrico la seis milésima parte de un minuto del gran círculo terrestre.

Pero el tiempo no habia llegado todavía para vencer de una vez las preocupaciones i los antiguos hábitos de los pueblos. En Francia, mas que en ninguna otra parte, se repetian incesantemente reclamaciones contra la escandalosa, como la llamaba Delambre, diversidad de medidas.

Viene la revolucion, i aparecen hombres prontos a derribar cuanto mal se les señala como ligado con las instituciones feudales que tratan de destruir hasta el último vestijio. Fué en 1790 cuando con aplausos se recibió la primera mocion de Talleyrand en la asamblea constituyente para la reforma de Los pesos i medidas. El mismo año, en la sesion del 6 de mayo, da su informe sobre esta mocion De Bonnaie; i el 8 del mismo. mes pasa en la expresada asamblea un decreto, en virtud del cual se suplica al rei que escriba a Su Majestad Británica rogándola que incite al parlamento ingles a cooperar con la asamblea constituyente de Francia a la fijacion de la unidad natural de pesos i medidas; para que, bajo los auspicios de las dos naciones, los comisionados de la Academia de Paris puedan reunirse en número igual con miembros enviados por la Sociedad Real de Londres, i entre todos determinen con la mayor exactitud posible lo largo del péndulo que, bajo la latitud de 45° o de cualquiera otra bien determinada, señale segundos; debiendo en seguida deducirso de este péndulo un modelo invariable destinado a servir de base al nuevo sistema de pesos i medidas.

Entre tanto no cesa de ajitarse la misma cuestion en el seno de la Academia Francesa; i ántes que el mencionado decreto de la asamblea tuviese efecto, se presenta una comision compuesta de Laplace, Lagrange, Monje i Condorcet, proponiendo un nuevo plan, tan profundo en sus principios fundamentales, como completo i de inmediata ejecucion. Los ilustres nombres de sus autores bastan para penetrarnos del mayor respeto a

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