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libertad que el rigor i severidad del metro rehusaban frecuentemente al poeta. Las leyes particulares que daban al ritmo cierto aire i forma determinada, i que convertian cada una de sus especies en innumerables especies de metro, sc reducian a dos clases, determinacion de cesuras, i determinacion de piés. El ritmo era de suyo indefinido: las leyes métricas era lo que le ajustaba a períodos de un número fijo de cláusulas; i para señalar los distintos periodos, como tambien los distintos miembros de cada período, se hizo uso de otra pausa mayor que la de entre sílaba i sílaba, es a saber, de la pausa entre diccion i diccion, llamada cesura, i reforzada frecuentemente por aquellas otras pausas que el sentido requiere. El verso anapéstico dímetro, por ejemplo, era un período de cuatro cláusulas 2/2, en que, ademas de la cesura final que le cerraba, debia realzarse con cesuras intermedias el fin de las cláusulas, o por lo menos la mitad del período. Pero las cesuras intermedias no siempre, ni aun las mas veces, dividian el período o verso en partes iguales: por el contrario, en casi todas las especies de metro la estructura mas agradable era la que cortaba el período en miembros de desiguales dimensiones. Finalmen. te, así como se exijian ciertas cesuras, se evitaban cuidadosamente otras.*

La determinacion de piés constituia la otra diferencia entre el ritmo i el metro. Por ejemplo, el hexámetro heroico era un período de seis cláusulas 2/2, pero que no daba lugar ni al anapesto, ni al prosceleusmático, i en la sexta cláusula ni aun al dáctilo.**

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Rhythmis libera spatia, metris finita sunt. Quintiliano, Institutio Oratoria, XI, 4.

**Rhythmi spatio temporum constant, metra etiam ordine, idcoque alterum esse quantitatis videtur, alterum qualitatis.... Rhythmus aut par est, ut dactylus.... aut sescuplex, ut pæon.... aut duplex, ut iambus.... Sunt hi et metrici pedes; sed hoc interest, quod rhythmo indifferens est, dactylusne ille priores habeat breves an sequentes; in versu pro dactylo poni non potest anapastus aut spondæus, nec pæon eadem ratione a brevibns incipiet at desinet. Ib.

Aristides Quintiliano define al ritmo, σύστημα ἐκ χρόνων κατά τινα τάξιν coyzatpóvov. Hablando de los metros, dice que iz ov modov guvistavta!, İ

Para hacer evidente la diferencia entre el ritmo i el metro de los autores griegos i latinos, analicemos por menor el hexámetro heroico. Las leyes ritmicas pedian solamente una serie de cláusulas 2. Las leyes métricas prescribian, en primer lugar, una cesura al fin de cada sexta cláusula, mediante lo cual resultaba reducido el ritmo a períodos de determinada extension. En segundo lugar, pedian que de los cuatro piés que formaban cláusulas 2/2, solo se admitiesen el espondeo i el dactilo; en otros términos, pedian que todos los primeros incisos (que sin faltar al ritmo podian formarse con una sílaba larga o con dos breves) se formasen constantemente con una larga; mediante lo cual debian tener todos ellos, no solo una misma duracion, sino un mismo aire i movimiento. En tercer lugar, exijian que la última cláusula fuese siempre espondeo. I en cuarto lugar, que de las varias estructuras que podian dar al periodo las cesuras intermedias, se prefirieran las que le cortasen en dos o tres miembros desiguales, segun sc ve en

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Impulit in latus, | ac venti, | velut agmine facto.

Pero si el poeta violaba alguna de estas leyes, introduciendo, por ejemplo, anapestos o prosceleusmáticos, el metro dejeneraba en mero ritmo; por lo cual en estos versos:

Capitibu' nutantes pinus, rectosque cupressos,

Melanurum, turdum, merulamque, umbramque marinam,

define al metro en jeneral, σύστημα ποδῶν ἐξ ἀνομοίων συλλαβῶν συγκειμενῶν, ἐπὶ μῆκος σύμμετρον. De musica I.

infrinjió Enio la severidad del metro, i se arrogó una licencia rítmica. Lo mismo sucedia, si se colocaba un dáctilo en el sexto lugar, como expresamente lo dice Terenciano:

IIoc sat erit monuisse, locis quod quinque frequenter jugem videmus inveniri dactylum.

Sed non et sextum pes hic sibi vindicat unquam, nisi quando rhythmum, non metrum componimus.

Namque metrum certique pedes, numerique coercent, dimensa rhythmum continet lex temporum.

Cualquiera percibirá que tanto las leyes ritmicas como las métricas tenian por objeto asimilar las cláusulas a los períodos; i aunque es verdad que las varias estructuras del hexámetro heroico, en cuanto dependientes del número i tamaño de los miembros en que le distribuian las cesuras, no se sucedian en series uniformes; sin embargo, refiriéndose en cada estructura à cierto modelo que existia de antemano en la mente de los lectores u oyentes ejercitados, debia producir el placer que en todos casos resulta de la regularidad de dimensiones.

Sabido es tambien que, aunque una silaba larga i dos breves fuesen una misma cosa para la medida del tiempo, no lo eran en cuanto al aire, movimiento i expresion que daban al verso. Las sílabas breves se precipitaban; las largas parecian moverse con sosegada lentitud. Aquellas convenian mejor a los modos de ser de nuestra alma en que las ideas se agolpan i se suceden unas a otras rápidamente; estotras al contrario decian mas bien con la serenidad del espíritu, con los asuntos solemnes o melancólicos. Debia, pues, la constante recurrencia de sílabas largas en los primeros incisos de las cláusulas dar al verso una marcha constantemente grave i majestuosa; i al mismo tiempo quedaba al arbitrio del poeta formar los segundos incisos con largas o breves para producir aquella variedad de aires i movimientos, que, sin perjuicio del carácter jeneral de esta especie de metro, se conformasen con la variedad de asuntos; a cuyo efecto contribuian en gran manera las diferentes proporciones de los miembros, i la colocacion, a veces

natural i esperada, a veces extraña, i aun irregular de las ce

suras.

Períodos habia tambien que se componian de varias especies de ritmo. El verso sáfico, por ejemplo, constaba de cinco cláusulas, de las cuales (segun la manera de Horacio) la primera, cuarta i quinta eran troqueos; la segunda, espondeo; la tercera, dáctilo; i por consiguiente, el ritmo era unas veces de la especie 2/1, i otras veces de la especie 22.

En fin, habia períodos en que no solo variaba el ritmo con arreglo a leyes fijas, mas aun se dejaba en algunas cláusulas al arbitrio del poeta el escojer entre ciertos ritmos, de lo cual tenemos ejemplo en el senario yámbico de la trajedia, que en las cláusulas pares exijia el ritmo 1/2, i en las impares el mismo ritmo u el 2/2; consintiendo aun mayor libertad el de la comedia.

Conocíanse, pues, tres clases de períodos. En los primeros (que se adaptaron a la epopeya, el poema didascálico i la elejía), el ritmo era uno mismo en todas las cláusulas. En los segundos (que, por mas apropiados para expresar el tumulto de las pasiones, se adjudicaron principalmente a la poesía lírica), variaba el ritmo, pero con arreglo a leyes fijas, que determinaban sus mutaciones i el órden preciso en que debian verificarse; lo cual era necesario para adaptarlos a la música. I los terceros (que por acercarse mas al habla comun se creyeron los mas a propósito para el drama), permitian cierta variedad irregular de ritmos, en que se dejaba mas que en los otros jéneros de metro a la eleccion o conveniencia del poeta.

Pero, ademas de estos pequeños períodos, llamados versos, habia otros mayores, llamados sistemas o estrofas, en que entraban gran número de aquéllos. Los sistemas pueden reducirse a las mismas tres clases que los versos. El dístico clejiaco, por ejemplo, es un sistema en que el ritmo es invariablemente 2/2. El tetrástico sáfico es un sistema compuesto de tres versos sáficos, en que el ritmo pasa de 2/1 a 2/2 i de 22 a 2/1 en parajes determinados, i de un verso adónico, que consta de dos cláusulas 2/2. Finalmente, entre las odas de Horacio tenemos sistemas compuestos enteramente de yámbicos, i alternativamente

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de seis, i de cuatro cláusulas, las pares 1/2, i las impares 2/2 0 1/2.

Cuanta mayor libertad se dé al poeta en la formacion del metro, tanto mas ha de acercarse el verso a la prosa. Si tenemos, pucs, presente que los cómicos latinos usaban de mucha variedad de metros, que frecuentemente los mezclaban de un modo irregular, que en muchas de las cláusulas podian escojer entre los ritmos 2/2 i 1/2, que no prestaban una atencion escrupulosa a las cesuras, i que aun usurparon no pocas veces la licencia de usar como breves las sílabas que solo cran largas por la situacion, i no por la naturaleza de la vocal, no extrañaremos que Horacio, juez severísimo, i admirador apasionado de los griegos, censurase tanta laxitud como contraria a la precision i armonía métrica, ni que a Ciceron le pareciesen los yámbicos de la comedia latina desmayados. Pero el mismo. Ciceron apunta el motivo que tuvieron los poctas para adoptar aquella manera de versificacion en la comedia, propter similitudinem sermonis; i aun mas claramente el delicadísimo gramático Terenciano Mauro:

Sed qui pedestres fabulas socco premunt,
ut quæ loquuntur sumpta de vita putes
vitiant iambon tractibus spondaicis,
fidemque fictis dum procurant fabulis,
in metra peccant arte, non inscitia.

La causa de que las estrofas líricas pareciesen prosa, como lo testifican Ciceron i Dionisio de Halicarnaso, era diferente. En los períodos monorrítmicos (verbi gracia, el hexámetro he roico), la semejanza de las cláusulas entre sí era bastante para distinguir el verso de la prosa, aunque se profiriese uno solo; pero si el período constaba de muchos ritmos que no formasen una serie simétrica (verbi gracia, el sáfico), era menester oír muchos períodos, para que pudiese encontrarse aquel órden, aquella simetría, de que dimana el placer de toda versificacion. Semejantes períodos, para el que no se habia familiarizado con ellos de antemano, i que, por tanto, no podia referirlos a un modelo intelectual, considerados cada uno de por sí, no se di

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