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pudiera a lo ménos habérsele dejado la variedad de rimas, que tanto deleita en las comedias de Lope de Vega i Calderon. ¿Por qué no se ha de diferenciar el asonante a lo menos en las diferentes escenas? ¿Por qué no se han de realzar de este modo los lances, las impresiones, las inesperadas transiciones de un afecto a otro; ya que no variando de metro, como lo hicieron todos los trájicos i cómicos, griegos i latinos, a lo ménos variando la rima?

Esta nueva unidad ha contribuido a la languidez, pobreza i falta de armonía, que con pocas excepciones caracterizan el teatro español moderno. Ella da a la versificacion una monotonía soporosa, obligando al poeta a renunciar las asonancias mas agradables, que son, como lo hemos observado, las mas difíciles.

dolor, gaudium, et quietæ res et turbatæ, eodem metro lente agerentur? Ut tibicen paribus tonis perpetuoque cantico spectantum aures vel delaflaret vel offenderet? Tantum abest ut eo pacto plus gratiæ habitura esset fabula ut quantumvis bene morata, quantumvis belle scripta, gratiam prorsus omnem perdidisset. Id primi artis inventores pulcre videbant; delectabant ergo varietate ipsa, diversaque xán diverso carmine repræsentabant. Bentley, Eyoxsa.

ROMANCES DEL CICLO CARLOVINJIO

Los mas antiguos poemas narrativos de que los troveres nos han dejado muestras, o al menos noticias, se compusieron en alabanza de Carlomagno, i de los principales magnates de su corte; pero sucedió lo que era de esperar en obras, cuyos auto res se propusieron por principal objeto entretener a sus oyentes. Las proezas de aquellos guerreros se abultaron de unos en otros romances. Sus tradiciones se plagaron de milagros i encantamientos. Los hechos de unos se atribuyeron a otros por equivocaciones a que dió lugar la semejanza de nombres o de alguna circunstancia notable. De esta mezcla de errores históricos e invenciones poéticas, resultó aquel mundo mitolójico de reyes i caballeros, emires i jigantes, desafíos i batallas, que existia ya a fines del siglo XI, segun parece por la Crónica del pseudo Turpin* en que se refundieron algunas de las tradiciones i leyendas populares, que entonces corrian.

Si el objeto con que se escribió la Crónica, no fué otro, como lo manifiesta ella misma, que promover las miras de engrandecimiento de un prelado de España, es evidente que el autor no sacó de su cabeza todos los hechos que refiere. Lo que se

* Mucho se ha escrito sobre Turpin i su Crònica. De las investigaciones que hice sobre este asunto durante mi residencia en Europa, resulta probarse hasta la evidencia que la Crónica se compuso en Galicia por los años de 1092, i que su autor no fué español sino frances. Por una notable coincidencia de indicios se colije que la escribió Dalmacio, monje benedictino frances, i obispo de Iria. No puedo exhibir ahora los fundamentos que me asisten para pensar así, porque ocuparian demasiado espacio. Me propongo someterlos en breve al exámen de los intelijentes.

debe pensar es que mezclaria las fábulas de su invencion con otras que andaban ya acreditadas por escritores de mas antigüedad. De otro modo no era posible que ni aun en aquella edad ignorante i supersticiosa se mirase su pretendida historia, sino como un tejido de patrañas. Dejando a un lado todo lo perteneciente a Compostela, i ciertos milagros i revelaciones que tienen mas de monacal que de romancesco, creo que, en cuanto a las hazañas de los franceses en la Península, i a la desastrada derrota de Roncesválles, fué un mero compilador, i que Reinaldos, Olivéros, Argolando, Ferraguto, Marsilio, i otros muchos de los personajes que menciona, eran ya conocidos cuando él tomó la pluma, i habian figurado algun tiempo en los romances i jestas. Por eso muchas de aquellas ficciones tienen ciertas sombras i léjos de historia.

Es hecho cierto que los sarracenos se apoderaron a principios del siglo VIII de Narbona i de la Septimania; i que infes taron poco despues la Aquitania i la Borgoña hasta amenazar a Poitiers i a Tours; pero el que los rechazó i venció fué Carlos Martel, cuyos hechos se confundieron en los fomances i tradiciones vulgares con los de Carlomagno. Es hecho cierto que este príncipe hizo una espedicion a la Península, i ocupó gran parte del país entre los Pirineos i el Ebro; no a la verdad llamado por el apóstol Santiago, sino por algunos principales sarracenos, que intentaban con su ayuda restablecer la dominacion de los abasidas, destronando al emir al Moumenim o Miramamolin Abderrama. Estas mismas voces emir al pasaron a los romances en el título de admiral o amiraldo, que se da en ellos a los califas, verdaderos o imajinarios, de Babilonia, Persia, España, etc., i que encontramos ya en la Crónica de Turpin. Es hecho cierto que Carlomagno se apoderó de Pamplona, i la desmanteló; circunstancia que dió orijen a la fábula de la milagrosa ruina de sus muros, debida, segun Turpin, a la intercesion de Santiago. Es hecho cierto que Aquisgran fué hermoseada por el mismo príncipe i adornada de edificios suntuosos hacia 796;* de modo que Turpin en

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esta parte se alejó apénas de la verdad. En la comitiva de guerreros que acompañan a Carlomagno, hai varios personajes históricos, si bien algunos grandemente desfigurados. De Roldan o Rotolando, se sabe que era gobernador de la costa de Bretaña, i que de hecho fué muerto en el descalabro que padeció la retaguardia del ejército franco, asaltada por los montañeses gascones; funcion en que murieron otros principales señores, i de que se fabricó por los poetas la batalla de Roncesvalles, tan célebre en las leyendas romancescas de Carlomagno.* Gaiféros, rei de Burdéos, es Waifer o Guaifer hijo de Hunoldo, duque de Aquitania; aquel Waifer, que estuvo largo tiempo en guerra contra Pipino el Breve**, i cuyo sepulcro se mostraba extramuros de la ciudad de Burdéos, aunque por haberse gastado un poco la inscripcion, creyó el vulgo que era Caifas quien estaba allí sepultado.*** Urjel Danes (Ogerius Rex Dani) fué caudillo de una de las expediciones de piratas normandos que en el siglo IX infestaron la Francia.**** El nombre mismo de Turpin es una corrupcion del de Tilpin, que fué verdadero arzobispo de Reims i contemporáneo de Carlomagno; Ganelon, a quien los castellanos llamaron Galalon, no es otro, segun Ducatel, que Wenilon, que de hombre bajo fué hecho arzobispo de Sens por Carlos el Calvo, a cuyos beneficios correspondió con ingratitud i traicion, abandonándole para seguir el partido de Luis el Jermánico.***** Así que, en el Carlomagno de Turpin i de los antiguos romances tenemos tres Cárlos distintos: Cárlos Martel, Carlomagno i Cárlos el Calvo. El jefe de la raza carlovinjia oscureció las glorias de las otras personas de su nombre, i se engrandeció con sus despojos, a manera de un rio caudaloso que, sin mudar el suyo, arrastra los tributos de una multitud de vertientes.

Lo oscurecidos i desfigurados que aparecen estos personajes i sucesos en Turpin, manifiesta que este falsificador no consultó

Sismondi, Histoire des français, tomo II, páj. 262.

Sismondi, Histoire des français, tomo II, paj. 201, i siguientes. *** Ducatel, Mémoires de Languedoc, páj. 540.

Sismondi, Histoire des français, tomo III, páj. 107.

***** Ducatel, Mémoires de Languedoc, páj. 516.

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