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este órden: primero el Turiferario, si no es cuando hay Maestro de ceremonias, que debe ir el primero: sí guense los Ceroferarios al par, y tras de estos el Diácono con el libro ante el pecho, llevando á su mano siniestra el Subdiácono con las manos juntas ante el pecho.

29 En llegando al lugar donde se ha de cantar el Evangelio, se pondrá el Subdiácono de espaldas hacia la parte aquilonar, con los Ceroferarios á sus dos lados, el Diácono hacia el rostro del Subdiácono, el cual tomará el libro de los Evangelios con anbas manos, y le tendrá levantado ante los ojos, de modo que no vea al Diácono, sino es que para mayor comodidad del Diácono se haya de bajar mas: el Subdiácono ni Ceroferarios nunca se arrodillarán al tiempo del Evangelio, ni hará inclinacion alguna el Subdiácono al nombre de Jesus.

§. IV.

cho canta en voz sonora Dominus vobiscum, y despues Sequentia o initium Sancti Evangelii; y respondido por el Coro Et cum Spiritu tuo, mientras pronuncia Sequentia &c. signará con el pólice diestro el principio del Evangelio (no el título Sequentia &c.) teniendo los demas dedos estendidos, y la mano síniestra sobre el libro, y lugo se signará á sí mismo con el pólice en la frente, boca y pecho puesta la mano siniestra debajo del pecho; y del mismo modo se signarán al mismo tiempo el Celebrante y los demas, menos el Subdiácono, Ceroferarios y Turiferario por estar ocupados. Si durante el Evangelio se hubiere de arrodillar el Diácono, se arrodillará hácia el libro, los demás, hacia el Altar, aun el Turiferario.

31 Si el Evangelio se cantase en Púlpito, el Subdiácono, asiste á la mano derecha del Diácono ministrándole el Incensario, y volviendo las hojas cuando sea necesario, signándosey haciendolasincli

Del evangelio y otras cosas naciones que otros por no tener

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hasta el Ofertorio.

30 Dispuestos en la forma dicha, el Diácono con las manos juntas ante el pe

entonces ocupadas las manos. 32 En habiendo respondido el Coro Gloria tibi Domine, toma el Diácono de mano del Turiferario, que está

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á su siniestra, el Incensario cerrado, é inciensa el libro en tres partes, en medio, en la parte diestra del libro; esto es, á la siniestra del Diácono, y en la prate siniestra del libro, y diestra del mismo Diácono; pero haciendo antes y despues de la incensacion inclinacion al libro por la reverencia que se debe al texto Evangélico. Incensado el libro, entrega el Incensario al Turiferario, y este se mantiene alli hasta concluir el Evangelio moviendo algo el Incensario.

33 Acabado el Evangelio, muestra el mismo Diácono al Subdiácono el principio de él; y si estuviere en otra hoja, la vuelve tambien el mismo Diácono, para lo cual bajará un poco el libro el Subdiácono, el cual despues, sin hacer genuflexion ni inclinacion alguna á la Cruz, lo llevará abierto ante el pecho para que lo bese el Celebrante, el cual tomándolo con ambas manos

por la parte de abajo, y sin soltarlo de las suyas el Subdiácono, besa el principio del Evangelio diciendo ; Per Evangélica dicta &c. inclinándose hácia el libro.

34 Despues de haber besado el Celebrante el libro,

lo cierra el Subdiácono, y retirándose un poco hácia atras hace profunda reverencia al Celebrante; y luego haciendo en el mismo lugar genuflexion á la Cruz, baja por el lado de la Epístola al plano, y entrega el libro al Acólito para volver despues á su puesto. Mientras el Subdiácono hace lo dicho, llega el diácono ante la infima grada del Altar, y hecha alli genuflexion inciensa tres veces al Celebrante, sin preparar de nuevo el Incensario, aunque del todo se hubiese acabado el humo, haciendo antes y despues profunda reverencia al Celebrante.

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Incensado el Celebrante, y vuelto el Incensario al Turiferario, este despues de hacer genuflexion deja el Incensario en el lagar destinado; pero si no hubiese Credo ó Sermon, no lo dejará de la mano, sino que lo andará un poco para que no se apague el fuego para el tiempo de la oblacion.

36 Si hubiese de haber Sermon acerca del Evangelio, será á este tiempo; pero acer ca de otro asunto no debe haber Sermon dentro de la Misa. Si el mismo Calebran

te predica, se sentará en algun asiento sin cubierta de tela alguna á la parte del Evangelio delante del Altar; y el Diácono y Subdiácono en el mismo lado en otro asiento fuera del Altar, y todos con bonetes en la cabeza: pero si predicare en Púlpito, irá á él sin casulla, conducido por el maestro de Ceremonias ú otro Ministro, y el Diácono y Subdiácono se sentarán en donde con mas comodidad pudieren, dejando vacío el asiento que corresponda al Celebrante si hubiera de sentarse.

37 Si hubiere de predicar otro que el Celebrante, segun el uso comunísimo de estos Reynos, antes de subir al Púlpito pide la bendicion al Celebrante diciendo: Jube Domine benedicere; mas lo cierto es, que asi la Rúbrica como los Autores mas clásicos no hacen mencion de tal bendicion, y solamente la prescriben en caso de estar presente el propio Obispo, ú otro prelado mayor, que en tal caso no haya duda se debe pedir la bendicion á los tales Prelados, como se ve por el Ceremonial de Obispos lib. 2. cap. 18. Del cual capítulo y del siguien

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te 19. infiere Bauldri part. I. cap. 10. num. 20. que de ningun otro, fuera de dichos Prelados se debe tomar bendicion, porque en el primer capítulo de los dichos habla el Ceremonial de cuando está presente el Obispo, y manda que el Predicador le pida la bendicion : en el segundo le supone ausente, y por eso dice que el Predicador no pide bendicion; y aunque Olalla, tom. 2. numero 185. limita esto á solo el dia de Ceniza de que habla alli el Ceremonial; pero debe entenderse igualmente de otros dias en que el Obis. po no está presente, que es la única razon porque alli prohibe el Ceremonial la bendicion del Predicador, por consiguiente, ó nunca en ausencia de Obispo ha de tomar bendicion el Predicador, ó la ha de tomar igualmente el dia de Ceniza que otros.

38 Despues de incensado el Celebrante (ó acabado el Sermon) vuelve el Celebrante al medio del Altar, en donde en alta voz entona el Credo; ó si no se ha de decir, besa el Altar y dice, Dominus vobiscum. Entretanto que el Coro empieza: Patrem Omnipotentem &c. el Diácono y Subdiácono, despues

de hacer genuflexion en sus lugares; esto es, el Diácono sobre la segunda grada, y el Subdiácono detras de este en el mismo plano, suben al Altar el Diácono á la diestra, y el Subdiácono á la siniestra del Celebrante, y juntas las manos ante el pecho prosiguen con él el Credo, como se dijo de la Gloria, inclinándose con el Celebrante á las palabras que él se inclina, y arrodillándose a las palabras Et incarnatus est, con las manos juntas ante el pecho, y solo el Celebrante las pondrá sobre el Altar. A las palabras Et vitam venturi sæculi se signan todos con la derecha, puesta la siniestra debajo del pecho. Acabado de rezar el Credo, quedan todavía el Diácono y Subdiácono en sus mismos puestos mientras se prosigue en el Coro, como se dijo de la Gloria, menos que quieran ir á sentarse, que lo podrán hacer siempre que quisieren; y en tal caso, despues de hacer genuflexion en sus propios lugares, y si no hay Sacramento, el Celebrante hará solamente vénia á la Cruz, y bajarán por el lado de la Epístola uno en pos de otro por el camino mas breve.

39 Si estuvieren sentados, no se arrodillarán cuando en

el Coro se canta Et incarnatus &c. y solamente, quitado el bonete, harán inclinacion con la cabeza; pero el dia de la Anunciacion de nuestra Señora, y en las tres Misas del dia de Navidad se arrodillarán con ambas rodillas, é inclinarán juntamente la cabeza profundamente, aunque estén sentados, en reverencia de tan grande Misterio, del cual con especialidad en los dias dichos se hace mencion. Cuando no estan sentados, siempre se arrodillan en la forma dicha.

40 Despues de haber can, tado el Coro Et homo factus est, si el Celebrante y Ministrosestán sentados, se levanta el Diácono, y deja el bonete sobre su mismo asiento, hace vénia al Celebrante, y tomando de la Credencia la bolsa de Corporales, llega por el plano ante la ínfima grada del Altar, y hecha alli genuflexion sube al Altar, y desplega los Corporales; deja la bolsa hacia el lado del Evangelio, arrimado al Retablo, y haciendo genuflexion en medio del Altar, baja por el lado de la Epístola, y hecha vénia al Celebrante se asienta en su lugar.

41 Si el Celebrante y Ministros no estuvieren sentados

despues de cantado por el Coro Et homo factus est, va el Diácono por el lado de la Epístola á la Credencia, y tomando con ambas manos la bolsa de los Corporales; la lleva arrimadaal pecho, y haciendo genuflexion en medio del Altar sobre su ínfima grada, sube al Altar y los desplega, y deja la bolsa á la parte del Evangelio decanto contra el Retablo, apartándose entretanto el Celebrante y Subdiácono un poco hacia la parte del Evangelio. Al cantar el Coro Et vitam venturi sæculi, el Diácono y Subdiácono hacen genuflexion, y bajan á sus lugares.

tremo derecho caiga algo mas que el siniestro: quita despues al Caliz el velo ó tafetan, como se infiere de la misma Rúbrica, que ninguna mencion hace de llevarlo al Altar, y lo deja en la Credencia: Meratipart. 2. tit. 7. num. 49: y luego tomando con la mano siniestra desnuda ó sin paño de hombros el Caliz por el nudo, y puesto el estremo derecho del paño de hombros sobre el Caliz, y sobre el paño la mano derecha, lo lleva por el lado de la Epístola sin hacer genuflexion al subir.

43 Ea habiendo dejado el Subdiácono sobre el Altar el Caliz, el Diácono quita la parte del paño de hombros que estaba sobre él, y tambien la Hijuela redonda de encima Del Ofertorio y demas cosas dela Hostia: toma despues la hasta el Canon.

§. V.

42 Concluido el Credo por el Coro, y dicho por el Celebrante Dominus vobiscum y Oremus para el Ofertorio, el Diácono y Subdiácono hacen genuflexion en sus lugares, y sube el Diácono á la diestra del Celebrante, y el Subdiácono va á la Credencia, de donde tomando por sí, ó por ministerio del Acólito el paño de hombros, lo pone al cuello, de modo que su ex

Patena con la Hostia con la mano siniestra por debajo, y con la derecha por encima, y se la entrega al celebrante, besando primero la Patena, y despues la mano del Celebrante. Entretanto el Subdiácono, tomando con la mano siniestra el Caliz por el nudo, lo estrega con el Purificador en lo interior de la copa, y dejando sobre su pie el Purificador, entrega al Diácono el Caliz.

44 Cuando no hay Credo

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