EL IMPERIO IBÉRICO. (CONTINUACION.) V Así como los movimientos en línea recta son puramente imaginarios, y puede asegurarse que no existe alguno que no sea, en último término, una línea de doble curvatura, del mismo modo la ley de continuidad, en lo moral como en lo físico, no se verifica más que entre ciertos límites más ó mános perceptibles. En realidad todas las afecciones, así de placer como de dolor, así de furor como de simpatía, no son más que una série de alternativas de incremento y decremento. Es hasta tal punto cierto, que varios dolores físicos que más ó ménos aquejan á todos en este paso por la vida, serian intolerables si fuesen perfectamente contínuos: la naturaleza no podria resistirlos: ejemplos diarios vemos, lo mismo al apagarse una luz que al concluir una vida. Sea obedeciendo á esta ley, ó porque la série de medidas tomadas contra los judíos dejaron á sus perseguidores tranquilos y satisfechos sobre la completa nulidad á que querian reducirles, es lo cierto que, como se ha dicho, todos los Concilios, desde el VIII hasta el XII, dejaron subsistentes las leyes anteriores, y poco se ocuparon así de las civiles como de los israelitas. |